miércoles, 30 de noviembre de 2011

Con el PP llegó el relajo (I) 20111130

Desde que el mapa de España se tiñó de azul, esto es gloria. Se lo digo yo. Nos hemos chupado dos campañas electorales en un solo año pero ha merecido la pena. ¿No notan ustedes el relajo, la serenidad, la calma? Antes cualquier cosa nos ponía de los nervios y la crisis nos tenía acogotados. Ahora, sin embargo, una lucecita brilla día y noche en la calle Génova de Madrid y sabemos que la patria está protegida. La prima de riesgo, los vaivenes de la Bolsa, la mala uva de la señora Merkel, el paro, la sistemática bajada del poder adquisitivo... todo aquello que nos sacaba de quicio ha dejado de intimidarnos o por lo menos nos coge sosegados, resignados e indiferentes. El cambio se nota. La crispación que producía José Luis Rodríguez Zapatero cuando salía a la palestra con esa cara de se me rompió el optimismo de tanto usarlo se ha tornado en tranquilidad y confianza al ver a Mariano Rajoy exhibirse impasible al estilo a mí plin, yo duermo en Pikolín. Dónde va a parar.

Bueno, la verdad es que don Mariano se exhibe poco. No importa. Las victorias electorales de la derecha han servido para que asumamos de una vez todo lo que veníamos considerando intolerable. Pagaremos en dinero, sudor y sangre los juegos especulativos de los mercados sin rechistar. Es lo que hay.

Dicen que Rajoy va lento. Tonterías. Aplica el sistema tranqui total que tan buen resultado le está dando a Luisa Fernanda Rudi en Aragón. Se trata de gobernar sin gobernar, estar sin estar. Vivo sin vivir en mí, que decía Santa Teresa. Les pongo un ejemplo: ayer mismo, en la capital de la Tierra Noble fue presentada por parte del consejero Mario Garcés la reestructuración de nuestras empresas públicas. Una coña marinera porque las sociedades extinguidas ya estaban casi desactivadas, otras han sido fusionadas o han retornada a entidades de la propia DGA. Y todas las gordas, las que nos cuestan un huevo y la yema del otro, siguen ahí. Eso sí, quedan garantizadas actividades esenciales como la práctica de esquí alpino, las carreras de motos o la telemaravillas. Ante tal esplendor, ¿qué importa si la sanidad o la educación sufren alguna merma?

(Continuará).

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/miércoles 30.11.2011

martes, 22 de noviembre de 2011

El PP goza, la Bolsa cae 20111122

Mariano Rajoy llegó temprano a la la calle Génova de Madrid. Se metió en su despacho, se puso a trabajar, habló con Merkel y otros líderes europeos, se reunió con el Comité Ejecutivo de su partido... y envió a Dolores de Cospedal a dar explicaciones. Para entonces, la prima de riesgo había subido a 464 (el viernes se había estabilizado en 441) y la Bolsa española caía un 3,48%, a punto de romper el suelo de los ocho mil puntos. Al tiempo, José Luis Rodríguez Zapatero, presidente en funciones, daba su particular explicación de lo ocurrido en la jornada electoral: la caída del PSOE se debía, dijo, a las excepcionales circunstancias económicas, y él ya había avisado de que las medidas tomadas desde mayo del 2010, aunque necesarias, "tendrían su precio". Cuatro millones trescientos mil votos les ha costado a los socialistas la presunta coherencia de su secretario general.

EN CIFRAS Porque lo ocurrido el domingo tiene su clave en el castigo electoral al PSOE. El PP, realmente, solo logró captar 552.683 sufragios más que en el 2008 y con 10.830.693 votos se quedó por debajo de los 11.289.335 logrados entonces por los socialistas. Los conservadores no arrasaron, fueron sus oponentes quienes se disolvieron en las urnas como un tormo de azucar en un vaso de agua hirviendo.

¿A dónde han ido los 4.315.455 votos perdidos por el PSOE? Con amargo sentido del humor, Elena Valenciano, responsable de la campaña de Alfredo Pérez Rubalcaba, ha declarado: "Hemos sido muy socialistas (...) hemos repartido votos a todo el mundo". Es una manera de decirlo. Si medio millón de papeletas recolectadas por Zapatero en el 2008 (centristas de orientación alternativa) han podido pasar al PP, ochocientas mil (centristas regeneracionistas, progresistas jacobinos) han ido a PUD y setecientas mil (progresistas clásicos) a IU; otras decenas de miles se han desperdigado refugiándose en opciones tan dispares como CiU, Amaiur e incluso Equo. Para completar la suma, computemos el 2,26% de incremento de la abstención (mucho más patente en zonas de izquierdas) y el 2,66% que sumaron los votos nulos y en blanco.

Semejante dispersión ha roto el modelo bipartidista, ha convertido al PP en fuerza hegemónica a un precio realmente bajo (los conservadores recogieron en Madrid veinte mill sufragios menos que en el 2008 pero se llevaron un diputado más) y ha dejado al PSOE herido y perdido en el laberinto de los grupos de la oposición, que son más numerosos que nunca y van a dar un contrapunto confuso y contradictorio a las mayorías absolutas del PP en Congreso y Senado.

IU ha avanzado trabajosamente (cada diputado le cuesta 1562.000 votos). UPD se ha hecho hueco (a 228.000 papeletas el escaño). Amaiur va a dar mucha guerra (y solo ha necesitado 47.000 sufragios para cada uno de sus asientos en el hemiciclo).

CONSECUENCIAS A Rajoy le ha salido la jugada perfecta. En febrero celebrará congreso ordinario su partido. Para él será una etapa más de su paseo triunfal. Y en marzo el incombustible Javier Arenas ocupará, en su nombre, Andalucía. En el PP están tan llenos de gozo y autoestima que incluso minimizan el impacto negativo que puedan tener las medidas que van a tomar; esas mismas medidas que el futuro presidente del Gobierno guarda celosamente en su cabeza al igual que el nombre de quienes van a ser sus ministros más relevantes.

Rajoy no quiso aparecer ayer en público. Cospedal habló por su boca para anunciar que los conservadores confían en ocupar el Ejecutivo antes de Navidad apurando los plazos pero sin sobrepasar los protocolos al uso. Confían en una transición "modélica". Será coordinada por Soraya Sáenz de Santamaría y el aún ministro Ramón Jauregui.

Rápido pero sin acelerarse. ¿Cuándo va a lanzar Rajoy algún mensaje concreto que dé pistas sobre sus intenciones? A la espera de tal advenimiento, los medios de comunicación internacionales

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/martes 22.11.2011

lunes, 21 de noviembre de 2011

Ahora le toca al PP 20111121

Victoria aplastante del PP con más del 43% de los votos válidos, 186 diputados y una rotunda mayoría absoluta en el Senado. Derrota innegable del PSOE que pierde cincuenta y nueve escaños en el Congreso y cuarenta en el Senado, apenas supera el 28% de los sufragios emitidos y desciende por debajo de su peor suelo electoral. Noche dulce para CiU, que por vez primera desborda a los socialistas catalanes en unas generales; para IU, que tendrá grupo parlamentario propio y pasa de dos a once diputados; para Amaiur, la coalición abertzale que se planta en la Cámara Baja con siete escaños y gana por la mano al PNV, con sólo cinco; los mismos que obtiene UPD. ERC, Coalición Canaria y el BNG se mantienen, más o menos. Equo logra un escaño (en Valencia y en coalición con Compromis). GBai y el Foro Asturias ponen la guinda exótica al pastel. Pasamos a un modelo de partido dominante. El PP se queda con todo. Pero las urnas le son propicias en un momento complicado, fluido e impredecible. Ahora le toca a Mariano Rajoy resolver la cuadratura del círculo financiero. No le será fácil. Peor lo va a pasar Alfredo Rubalcaba en un PSOE abocado a la catarsis interna.

ABSTENCIÓN Dato significativo: la participación bajó casi dos puntos y la abstención se dejó notar con mayor contundencia en ámbitos donde se vota izquierda. El hundimiento del PSOE superó las peores previsiones. Cae abruptamente (de más de once millones de votos a siete millones escasos), sobre todo en Andalucía y Cataluña, donde pierde once diputados en cada una de ambas comunidades. Así, el PP se convierte en una fuerza hegemónica que gobernará sin necesidad de coalición o acuerdo alguno. Toda la responsabilidad caerá a plomo sobre los hombros de Mariano Rajoy, a quien la mayoría de los españoles han adjudicado, en un masivo acto de fe, la misión de resolver la crisis.

La victoria del PP se celebró durante la noche de ayer en la calle Génova. Pero el Gobierno de España es ahora mismo un regalo envenenado, un compromiso ante el cual Rajoy tendrá que reinventarse y crecerse. "Sé muy bien lo que nos toca", dijo en su primera intervención. Por supuesto. La prima de riesgo se moverá hoy mismo, y mañana y pasado. Es dudoso que distinga entre los socialistas que se van y los conservadores que llegan.

CONGRESO DEL PSOE Peor pintan las cosas para Rubalcaba. En sus primeras palabras pidió la convocatoria de un congreso de su partido "lo antes posible". En el PSOE se van a liberar las tensiones internas. O se refunda o entrará en una crisis crónica.

Los minoritarios, en general, pueden cantar victoria; una victoria limitada porque su presencia en las cámaras no será relevante para la gestión del Estado. CiU no tendrá su Gobierno de Concentración. IU apenas ha recogido una parte mínima de lo perdido por el PSOE. Sólo Amaiur llega rutilante con sus siete diputados dispuesta a dejarse oír.

DETALLES / Frente a un Rubalcaba serio, solo y aplanado, Rajoy habló (primero a los medios y luego desde el balcón de la sede madrileña de su partido) rodeado de su gente y envuelto en una nube de euforia. Él mismo aseguró estar «contento, muy contento», pero su rostro mantenía la impasibilidad habitual. No transmitía demasiada alegría. Proclamó una y otra vez que nadie debe temer al previsible rodillo que podrá manejar tanto en el Congreso como en el Senado. Siguió sin desvelar otras intenciones que las de luchar contra el desempleo y la crisis «con trabajo y tenacidad». Sus verdaderos planes siguen siendo un misterio.

Será preciso volver sobre los resultados electorales para entender mejor lo ocurrido ayer. La victoria conservadora ha sido mucho más relevante cuanto mayor ha sido la hecatombe de los socialistas. El PP ha incrementado su cuenta de votantes en apenas medio millón, sin superar los más de once millones que logró el PSOE en el 2008. Ha sido el triunfo de la fidelidad sobre la deserción; de la capacidad para mantener intacto todo los apoyos sobre el fracaso a la hora de recuperar a los electores indecisos. Rubalcaba no logró, ni de cerca, sus objetivos de campaña. Perseguía un imposible.

Hay otras consecuencias. El equilibrio se ha roto en el País Vasco. Amaiur ha sobrepasado al PNV confirmando la potencia del abertzalismo radical y la apertura de un frente político soberanista cuya influencia irá a más.

PESE A TODO / La remontada de CiU (de 10 a 16 diputados) tiene también varias lecturas. Indica que una política de recortes no tiene por qué pasar factura en las urnas. Al menos a corto plazo. Hubo un momento durante los días pasados, en los que Duran i Lleida temió que los duros ajustes presupuestarios (en Sanidad y Educación) impuestos por el Gobierno catalán le produjeran un serio desgaste. No ha sido así. El dato no pasará desapercibido en el PP, donde, al margen de las buenas palabras que se dicen en público, pocos dudan de que Rajoy no tendrá otro remedio que poner en marcha la motosierra y reducir el déficit sin mayores miramientos.

Abrumados por lo sucedido, los dirigentes del PSOE también deberán sacar conclusiones. Elegir un nuevo secretario (o secretaria) general no será tan sencillo. Rubalcaba ha salido vapuleado. Pero Carme Chacón, por ejemplo, tampoco puede presumir de nada. Las federaciones más potentes del partido están en horas muy bajas. La crisis y los errores tácticos y estratégicos de Zapatero han tenido efectos letales. A partir de hoy empieza, sin embargo, una nueva etapa. Los tiempos cambian a enorme velocidad, los personajes se queman, las voluntades cambian de signo... Pero la partida continúa.

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/lunes 21.11.2011

sábado, 19 de noviembre de 2011

En el último minuto 20111119

Los candidatos mantuvieron la tensión hasta el minuto final. Ayer cada cual disparaba sus últimos cartuchos retóricos y pedía al voto con una vehemencia extraordinaria. Estas elecciones son importantes, muy importantes. La prima de riesgo no ha dado tregua en estos días y su amenazadora evolución se ha convertido en el argumento esencial de los discursos. Alfredo Pérez Rubalcaba clama que Mariano Rajoy quiso ganar las anteriores elecciones generales trayendo de la mano una niña y ahora viene encaramado en una contundente prima. El candidato conservador replica que los socialistas han dejado España como un solar y ahora es preciso tranquilizar y dar confianza a los de la prima. Cayo Lara cree que aquella niña de hace tres años y medio es la prima de ahora: el PP --dice-- la crió con mimo y el PSOE la dejó crecer. Así acabó la campaña.

LO ABSOLUTO El argumentario de cierre de campaña ha sido simple y agresivo. Ha sido construido sobre una hipótesis de trabajo aceptada por la práctica totalidad de las fuerzas políticas: el PP va a a ganar sin duda, tiene la mayoría absoluta al alcance de la mano y a partir de ahí cada cual deberá tomar posiciones en el nuevo escenario político. El PSOE se ofrece como factor moderador ante el previsible ajuste fiscal que aplicará la derecha. Los nacionalistas periféricos (cada uno con sus respectivas preocupaciones) pretenden disponer de una receta propia contra la crisis y temen que la hegemonía de un partido centralista les impida aplicarla. IU propone resistir desde la firmeza y la movilización popular los recortes que han de venir... Y el PP proclama que sin una victoria (suya, se comprende) contundente, aplastante, indiscutible y rotunda "ni Europa ni los mercados nos tomarán en serio". En estas condiciones, votar mañana se ha convertido en un acto de fe.

¿Quién tiene la culpa de que la especulación financiera se haya cebado en la deuda española? Algunos analistas entienden que los inversores están descontando ya la victoria conservadora. Según el PP, de todo lo sucedido (e incluso de lo que haya de suceder en las próximas semanas cuando José Luis Rodríguez Zapatero siga gobernando en funciones) los únicos responsables son los socialistas. Rubalcaba niega la mayor. Asegura que los problemas que sufre nuestro país se están dando igualmente en buena parte del Eurogrupo y advierte de que si Rajoy logra un poder absoluto "recortará de manera absoluta".

El dilema es obvio: o victoria definitiva del PP para pasar a un sistema de partido dominante; o derrota dulce del PSOE, que debería dejar el poder pero se mantendría como factor de equilibro y alternativa. Pero hay otras salidas: reforzar la izquierda real (como se autodefine IU) para abrir una nueva línea de resistencia frente a los ajustes, optar por partidos renovadores como UPyD o Equo, apoyar (donde sea posible) a los nacionalistas... votar en blanco.

LLOVERÁ Rubalcaba: "El domingo se meten votos en las urnas, no encuestas". Rajoy: "Las cosas no se arreglarán de la noche a la mañana. Habrá que hacer sacrificios". Cayo Lara: "Reclamamos el voto de la izquierda para que de verdad sea útil". Toni Cantó (candidato de UPyD en Valencia): "Si los del PP y el PSOE estuvieran en la empresa privada no duraban ni dos telediarios. Ésos no han trabajado en su vida". Duran Lleida: "Los valores de Cataluña no son los del PP y el PSOE". Francisco Álvarez Cascos (Foro Asturias): "A diferencia de Aznar, Rajoy no plantea nada porque no sabe qué hacer o no quiere decirlo"

Flota el temor en el aire. El PSOE teme caer al pozo y entrar en crisis. El PP, no disponer de mayoría absoluta. CiU, verse sobrepasada por el PP en Cataluña. El PNV, verse sobrepasado por Amaiur en el País Vasco. UPyD, seguir siendo irrelevante.

Derechas e izquierdas coinciden al menos en una cosa: rechazan la irrupción en los gobiernos de técnicos que nunca se presentaron a las elecciones. Incluso Rajoy sostiene que la política debe prevalecer sobre la economía.

Los expertos en sociología electoral hacen sus cuentas. Los sondeos, advierten, se hicieron calculando un índice de participación ligeramente por encima del setenta por ciento, como en anteriores comicios. ¿Y si la afluencia aumenta en algunos puntos más? ¿A quién beneficiaría?

Otro cálculo en el aire. Lo cierto es que, para complicarlo, el servicio meteorológico anuncia un domingo lluvioso y desapacible. A los del PP parece darles igual. En el PSOE se han echado a temblar.

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/sábado 19.11.2011

viernes, 18 de noviembre de 2011

Indefinido Rajoy 20111118

El bono español a diez años hubo de pagar ayer un interés del 7,8%. La deuda se ha puesto por las nubes y ya nadie duda de que los mercados están marcando de cerca al próximo Gobierno. La inmensa indefinición de Mariano Rajoy resulta clamorosa. En las últimas horas, el líder conservador ha concedido entrevistas y pronunciado discursos repletos de ambigüedad. En Europa, el argumentario del PP causa alarma. Sus propuestas o no están claras o son inviables. Así ve las cosas, por ejemplo, el diario Times. Y la CEOE exige directamente al futuro presidente que el mismo día 21 explique con claridad qué piensa hacer y cómo. El tiempo se agota.

PARADOJAS Hace poco más de una semana Rajoy podía desear que la campaña acabase inmediatamente para recoger en las urnas la cosecha de votos que le venían prometiendo las encuestas; ahora tal vez querría que este tiempo muerto se prolongase indefinidamente, porque gobernar España en plena tormenta financiera se está poniendo muy crudo. Más paradójico aún resulta el hecho de que la única esperanza del PP en esta coyuntura sea (aunque nadie lo dice) que se cumplan las frenéticas peticiones de José Luis Rodríguez Zapatero (y de Alfredo Pérez Rubalcaba) para que las instituciones europeas, sobre todo el Banco Central, den la cara y protejan la deuda soberana de los países más vulnerables a los ataques especulativos.

Si Rajoy pensó en algún momento que su llegada al poder apaciguaría a los inversores, habrá de entender que la cosa no será tan fácil, que los tiburones han olido la sangre, han probado la carne y quieren más. Sigue diciendo (ayer, en Badajoz) que nuestro país saldrá adelante. Y se toma las cosas con tanta calma que asegura saber quién va a ser su ministro de Economía (y primer vicepresidente, según parece), pero aún no se lo ha dicho al interesado o interesada. No ha organizado su Gabinete, no ha comunicado nada concreto a quienes podrían ser sus ministros, no trae preparado un paquete de medidas urgentes (y si lo trae no lo explica) y no hay manera de que suelte prenda sobre casi nada. "No quiero hablar de recortes --dice-- sino de crecimiento, de crear empleo, de tener ingresos y de que las administraciones tengan dinero". Una carta a los Reyes Magos. Porque la ortodoxia económica que reclama Europa (o sea, Alemania) implicará recortes de todo tipo. Zapatero sacó la tijera. Rajoy, si ha de cuadrar las cuentas, tendrá que poner en marcha la motosierra. Declarar insostenible la aplicación de la Ley de Dependencia es apenas una muestra sin valor.

El PP aún se parapeta tras la responsabilidad de Zapatero. Los conservadores saben que van a ganar, quieren ganar y se regodean con la victoria. Pero intuyen con aprensión lo que les espera tras el 20-N. Rajoy ha rechazado explícitamente los gobiernos técnicos "que nadie ha elegido". ¿Teme ser devorado algún día por la soberanía financiera que opera desde las sombras?

'MIMITOS' Mientras, Rubalcaba animaba a sus seguidores catalanes. En Barcelona coincidió con Carme Chacón, quien previamente había reafirmado la posibilidad de que una mujer catalana (ella, claro) llegase a ser secretaria general del PSOE. No hubo fricción entre ambos dirigentes socialistas. Exhibieron unidad e incluso se prodigaron carantoñas, porque la ministra de Defensa se ha inventado para esta campaña unos cariños ("mimitos" los llama) que prodiga a sus compañeros como muestra de empatía. Ayer le tocó a Rubalcaba.

Los socialistas siguen confiando en que los indecisos se muevan alarmados por el juego oculto del PP. Cada declaración de los candidatos conservadores, cada cortina de humo tendida por Rajoy es utilizada como argumento a la contra. Igual que Zapatero, Rubalcaba apela a la gobernanza de Europa para encarar la crisis. Y lanza un señuelo tras otro a los votantes de izquierdas. En Ferraz están convencidos de que el retorno del electorado perdido y la emergencia del sufragio oculto darán la vuelta a los sondeos.

Cayo Lara, por su parte, imita a la leve gota de agua que insiste hasta horadar la piedra. En Sevilla hizo su particular análisis de la situación económica. "¿Por qué? --se preguntó-- ha de ser rescatada España? ¿De qué?". No se quedó ahí. Recordó que nuestra deuda solo es del 63% del PIB (la mitad, por ejemplo, de la italiana) y nuestro déficit del 6,6%. Y exigió a Zapatero que exija a Bruselas una actuación definitiva contra los especuladores.

Lo mejor de esta campaña es... que se acaba hoy.

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/viernes 18.11.2011

jueves, 17 de noviembre de 2011

El incierto voto útil 20111117

Alfredo Pérez Rubalcaba clama por el voto útil con una urgencia rayana en la desesperación. "Echadme una mano. o mejor echadme las dos", pidió a los socialistas de Guadix. Pero ya no está tan claro que el electorado de izquierdas vaya a reaccionar como en el 96. Por lo menos Cayo Lara, el coordinador y primer candidato de IU, lo descarta. Ya se ve al frente de un grupo parlamentario más nutrido de lo que preveía inicialmente. Mariano Rajoy, por su parte, cuenta con voto útil a mansalva. Cada incremento en la prima de riesgo le acarrea otro cargamento de sufragios. Él, por su parte, sigue pronunciando discursos vagorosos, patrióticos pero muy elusivos cuando de describir el futuro se trata. En el PP y su entorno, sin embargo, cada vez son más los que dan por sentado que la crisis obligará a aplicar medidas de ajuste duro, muy duro. Cuentan con que José Luis Rodríguez Zapatero siga corriendo con el gasto aunque ya no esté en La Moncloa.

MARATÓN Ayer, precisamente, Rubalcaba y Zapatero coincidieron por primera y única vez en un mitin. Se celebró en Málaga, bajo el lema "El pasado y el presente del PSOE se dan la mano". Antes, el candidato socialista se había pegado un soberbio palizón, recorriendo Andalucía desde Almería a Guadix, de allí a Jaén y luego a Antequera. En algún momento llegó a ir retrasado dos horas sobre el cronograma previsto. Estrés a tope.

El PSOE intenta remontar como sea. "No podemos permitirnos el lujo de fragmentar el voto de izquierdas", advirtió Rubalcaba. Sin embargo habrá que ver si el electorado progresista se moviliza como en otras ocasiones o se inhibe o más bien se siente libre para votar lo que le plazca, aunque no sea útil. El concepto de utilidad podría estar cambiando. La ambigüedad del programa conservador y el creciente descaro de dirigentes del PP a la hora de hablar de ajuste y medidas "duras" están impactando de forma muy relativa en una opinión pública atemorizada ante la incontrolable tormenta económica que ha zarandeado sin tregua al Gobierno (socialista). Hay desconcierto, hay confusión y hay unas ganas enormes de salir de ésta como sea.

"Estas elecciones son tan importantes como las del 77. Nos jugamos el Estado del Bienestar", argumenta Rubalcaba. Rajoy dice algo muy parecido: "Estamos en un momento crucial, o seguimos arrastrados por el suelo o empezamos a ver la luz al final del túnel". La diferencia radica en que el candidato del PP va con todo el viento a favor y puede ofrecerse como la última opción. De perdidos, al río.

El acoso especulativo a la deuda española es probablemente un acicate suplementario para quienes van a votar a la derecha. Y permite a sus voceros oficiosos avisar de que el inmediato futuro traerá recortes sin piedad. Más aún: tomando como referencia las palabras de María Dolores de Cospedal sobre la reacción que puedan provocar dichos recortes, en el entorno del PP reclaman actitudes enérgicas cuando llegue la hora de ejercer el poder.

PROMESAS En tanto llega la hora de gobernar y hacer "lo que se tenga que hacer", Rajoy promete un feliz (e increíble) porvenir. Los mercados se pondrán de dulce, Europa dejará de darnos instrucciones, volveremos a crecer, habrá agua para todos, reinará la concordia... Mejor, imposible.

Y todavía hay más munición para los conservadores y sus terminales mediáticas. Si el actual portavoz del Gobierno, José Blanco, va de cráneo con el caso Campeón, el presidente andaluz, José Antonio Griñán, afronta el último auto de la jueza Mercedes Alaya, que vuelve a situarle en el resbaladizo ámbito del caso de los ERE. Para más recochineo, dicho auto se produce a petición del PP, que está personado en la causa. Así, Javier Arenas, el líder de la derecha andaluza pudo regodearse ayer en un mitin en Marbella y asegurar a los asistentes que el PSOE tiene "pánico a la verdad".

En paralelo a la campaña, crece el debate teórico sobre la trastienda de la crisis. En ese turbio lugar se están acumulando demasiados fenómenos en los que sólo reparan los analistas más sofisticados y los ciudadanos mejor informados: la hegemonía global del capital financiero, la extensión del poder Alemán sobre Europa, la sustitución del capital productivo por el capital especulativo, la depreciación de la política y de la soberanía popular... La realidad es más compleja que nunca. Las deterioradas instituciones democráticas deben dar respuesta a desafíos económicos que emergen a la velocidad de la luz y están determinados por patrones matemáticos, por fríos programas informáticos.

Pero, claro, todo esto no encaja en los mitines.

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/jueves 17.11.2011

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Cómo parar la crisis 20111116

La recta final de la campaña discurre bajo oscuros nubarrones económicos. Con la prima de riesgo batiendo récords en cada subasta de deuda española, partidos y coaliciones se devanan los sesos y apuran la inventiva a fin de convencer a los votantes de que tienen la solución a esta inmensa, terrorífica y tramposa crisis. Claro que no todo es dinero y ajuste fiscal. Ahora, la cita electoral está recorrida por otros asuntos transversales: la cuestión autonómica, la construcción (o deconstrucción) de España, la reforma de la Constitución, la reforma de la Ley Electoral, los problemas medioambientales. Ni siquiera la contradicción clásica entre derechas e izquierdas lo empapa todo. UPyD o Equo se sitúan fuera de las etiquetas convencionales. Eso sí, lo que todos dan por seguro, incluso el propio Mariano Rajoy, es que el PP tiene la victoria en la mano. Jamás hubo unas elecciones cuyo resultado estuviese más cantado.

¿SOLUCIONES? El líder del PP se atrevió de nuevo con un mitin matinal en día laborable. Y su parroquia no le falló. Fue en Santander. Consciente de que en ese mismo momento el Tesoro subastaba letras a año y año y medio pagando el 5,32%, Rajoy volvió a recetarse a sí mismo como medicina contra estos ataques de los mercados. Hágase el cambio político, vino a decir, y la tormenta cederá. Eso sí, advirtió, será preciso actuar "con valentía y sin demagogias". En el criptolenguaje del futuro presidente del Gobierno eso quiere decir que tomará medidas drásticas y duras. E insistió: "Llega el momento de dar la talla. Pero no sólo el Gobierno sino también los agentes sociales, los empresarios, los sindicatos, el sistema financiero, los españoles... y los medios de comunicación".

Alto ahí. ¿Cómo espera don Mariano que los medios de comunicación den la talla? Informando con objetividad y rigor, ¿no? ¿O será más bien mediante un apoyo activo "y sin demagogias" a las medidas y reformas que imponga su milagroso Ejecutivo?

El futuro es un misterio. Ojalá tenga razón Esteban González Pons, que aún mantiene la piadosa tesis de que, en cuanto nuestro país tenga un gobierno "de fiar", esto será coser y cantar.

Y mientras, el PSOE va sacando a escena a sus figuras históricas para advertir que, si la Europa de fraü Merkel no dilata los ajustes, no protege la deuda del Sur (y la de Francia, Bélgica o Austria) y no usa el Banco Central como un macroregulador, vamos a la recesión de cabeza. Rubalcaba lo pregona y los suyos le hacen los coros. Incluso van más lejos y, como Marcelino Iglesias, secretario de Organización del PSOE, puntualizan que, si no hubiera sido por la actuación de José Luis Rodríguez Zapatero, estaríamos en el pozo; como Grecia.

También aquí ha llegado la fascinación por los expertos. Si Rajoy habla de incorporar técnicos independientes a su futuro equipo de gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba ha echado mano de sus compañeros más reputados en el campo de la economía y las relaciones internacionales. Exhibió en el Círculo de Bellas Artes de Madrid al catedrático Emilio Ontiveros, a Carlos Solchaga y a Luis Solana. Todos explicaron lo que por otra parte se está haciendo evidente en toda Europa: cortar de cuajo el déficit fiscal paralizará el crecimiento. Es un argumento muy razonable pero escasamente operativo en esta coyuntura electoral.

OTROS TEMAS En la campaña hay otros temas que no son estrictamente económicos aunque todos ellos, de una u otra forma, acaban desembocando en la ciénaga de la omnipresente crisis. La corrupción y el fraude fiscal, por ejemplo. O el agotamiento de los recursos naturales.

UPyD habla sistemáticamente de regeneración política, de reforma de la Ley Electoral (una exigencia común a todos los minoritarios, empezando por Izquierda Unida) y sobre todo de la articulación de España. Enfrentando siempre las tesis de los nacionalismos periféricos, el partido de Rosa Díez quiere abrirse hueco con una alternativa que pretende superar la división tradicional entre derechas e izquierdas. Difícil empeño.

Más complicado aún lo tiene Equo, un partido distinto que intenta emular a los verdes europeos, que tiene su matriz en la anterior dirección de Green Peace (su primer candidato es el ecologista Juan López de Uralde) y que pone el acento en un aspecto de la crisis importante pero poco comentado: el agotamiento y la destrucción de los recursos naturales.

UPyD o Equo chocarán con una Ley Electoral que les pone muy caro el escaño. Caro, carísimo. Que se lo pregunten a IU.

martes, 15 de noviembre de 2011

El PP... y poco más 20111115

Esta campaña electoral, que ya era viejísima cuando aún no había comenzado, ahora parece una especie de zombi loco. Alfredo Pérez Rubalcaba intenta multiplicar su actividad en ruta apurando los días que quedan. Mariano Rajoy empieza a tener pesadillas en las que se ve, ya en Moncloa, cercado por unos voraces especuladores financieros incapaces de distinguir entre él y su antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero. Los demás (todos los partidos y coaliciones que no son ni PP ni PSOE) hacen cuentas para ver qué se llevarán en limpio del batacazo socialista. Pero los réditos van a ser escasos para el complejo caleidoscopio de los minoritarios. Vamos hacia un sistema de partido dominante. Eso sí, con permiso de los mercados, que aprietan... pero no sueltan. Ayer, la prima de riesgo española batió todos sus récords. ¿Acaso no saben los capos del tinglado financiero que Rajoy se dispone a ganar por goleada?

SIN REMEDIO Grecia e Italia ya tienen o van a tener sus respectivos gobiernos técnicos presididos por economistas de toda confianza. Pero ayer estaban sometidas a un inmisericorde bombardeo por parte de los mercados financieros. Simultáneamente, Rajoy conversaba en León con los periodistas que le siguen (de quienes habitualmente se mantiene alejado). "Gracias a la convocatoria electoral y a la perspectiva de un cambio político --les dijo--, España no ha caído como Italia". Quizás ignoraba que en ese mismo momento nuestra prima de riesgo batía todos los récords negativos, con 433 puntos básicos por encima del bono alemán. Luego, en Oviedo, cuando ya estaba al tanto de la situación, explicó su receta para una urgencia. "Hay que hablar con Europa.--proclamó--, y decirles: oigan, somos una gran nación y vamos a hacer aquello que sea preciso hacer ¡y lo haremos bien!". Impresionante.

Es posible que los malabaristas de las altas finanzas aún no hayan identificado a Mariano Rajoy ni acaben de captar que el PP está a sólo unos días de controlar un poder institucional sin precedentes en la España democrática. Tal circunstancia acabará por producirle pesadillas a Rajoy, de la misma forma que consolará a Rubalcaba por su derrotada cantada; esa derrota que el candidato socialista aún conjura moviéndose de aquí para allá como un poseso y anunciando que, si gobierna, obligará a las comunidades autónomas a dedicar a gastos sociales el ochenta por ciento de los fondos recibidos del Estado.

HEGEMONÍA El próximo día 21, la derecha tendrá en la mano el Gobierno de España, además de la mayoría de las comunidades autónomas (Andalucía caerá luego como fruta madura), de las diputaciones provinciales y de los ayuntamientos. Será incluso un partido con el que será preciso contar en el País Vasco y en Cataluña. Al otro lado, el PSOE puede alcanzar sus horas más bajas, con poco más de ciento diez diputados. En el Congreso, las minorías sumarán (si nos atenemos a las predicciones demoscópicas) entre cuarenta y cincuenta escaños. El modelo habrá basculado y ya no será bipartidista, ni siquiera bipartidista imperfecto, sino de partido dominante. El PP conquistará la cima del poder.

En IU-ICV cuentan con ansiedad los días que quedan para sumar votos y celebrar que vuelven a tener grupo parlamentario propio. Tampoco CiU ha de salir mal parada, pese a los recortes impuestos en Cataluña por Artur Mas. Peores perspectivas tiene el PNV, acosado por el avance de Amaiur. UPyD quizás pase de un diputado (diputada, Rosa Diez) a tres u cuatro. Equo, con su ecologismo puro (ni de izquierdas ni de derechas) sólo tiene opción en Valencia. El Bloque y Esquerra Republicana van a mantener la posición... Y no se prevé que haya más. Con el PP dotado de una aplastante mayoría absoluta, ese mosaico de siglas carecerá de relevancia. Incluso su visibilidad quedará sometida al estricto control de una derecha pletórica que no ha de dejar cabo suelto.

Claro que los mercados siguen ahí, al acecho. Y con esos no hay mayorías absolutas que valgan. Que se lo pregunten a Berlusconi y a Papandreu.

lunes, 14 de noviembre de 2011

El PSOE no se rinde 20111114

Alfredo Pérez Rubalcaba parecía ayer bastante repuesto del susto que pudieran haberle causado las encuestas publicadas por los periódicos. En ellas el PP aparecía ganador por mayoría absoluta, y una tras otra situaban al PSOE al filo de los ciento veinte diputados: en algunos casos, bajando hacia los ciento diez.

Incluso Mariano Rajoy, tan cauto siempre, habla ya de victoria. Su equipo huele la goleada. El PP querría quemar los próximos seis días en un segundo y el PSOE cifra en ese margen su última posibilidad. "Salid a pelear cada voto. ¡A trabajar!, ¡A trabajar!", llaman Felipe González y el Propio Rubalcaba. Pero entre bastidores, nadie se hace ilusiones. Tampoco quedan muchas esperanzas en CiU, cuyo cálculo electoral incluía una victoria conservadora por mayoría relativa que hubiese obligado a Rajoy a entenderse con Josep Antoni Durán y Lleida. La gran derecha española baja por la ladera como un alud que lo engulle todo.

VEREDICTO UNÁNIME Si la encuesta de los diarios del Grupo Zeta daban al PP 188-192 diputados por 115-118 del PSOE, la de El País adjudicaba a conservadores y socialistas, 192-196 y 110-115, respectivamente. El Mundo, 198 y 112. La Gaceta, 184-187 y 121-123. ABC, 187-188 y 123-126. La Vanguardia, 190 y 120. Un fallo demoscópico casi unánime. En los mítines, los teloneros de Rubalcaba animan a la clientela asegurando que otras veces también hubo pésimos augurios que finalmente no fueron tan atroces. Pero la procesión va por dentro. Ahora, los socialista luchan por cada voto. Y ya no se tienen a menos de citar por su nombre y apellidos a Cayo Lara, el líder de Izquierda Unida, y de rebatirle minuciosamente intentando aclarar que el PSOE no es, ¡ni mucho menos!, lo mismo que el PP.

En su conjunto, los sondeos difundidos ayer coinciden en otorgar de 12 a 14 diputados a CiU, de 6 a 10 a IU y de 4 a 6 tanto al PNV como a Amaiur. Todos los demás partidos y coaliciones se quedan por debajo de los cinco escaños, el mínimo para poder formar grupo parlamentario.

RECORDANDO EL 96 El 96, cuando la debacle anunciada se transformó en una dulce derrota, es ahora mismo el clavo ardiendo al que se aferran los cuadros socialistas. Aluden a misteriosas encuestas internas según las cuales estarían a menos de diez puntos del PP. Pocos les creen. Su jefa de campaña, Elena Valenciano, ha anunciado "sorpresas" para esta semana, la última. Entre otras cosas, Rubalcaba multiplicará los pequeños actos en una recta final frenética. En Génova, sin embargo, no quieren ponerse nerviosos. El triunfo está en la antesala y llegará por sus pasos contados. Incluso presumen de que todavía no han agotado su capacidad de captar nuevos votantes.

Los conservadores reunieron ayer en Valencia, su plaza fuerte, casi veinte mil personas. Rajoy siguió con su costumbre de mostrar la gestión de sus gobiernos autónomos (el madrileño, el castellano-manchego, el aragonés, el valenciano) como un ejemplo de lo que será su propio estilo al frente de España. ¿Quiere decir el futuro presidente del Gobierno que recortará inversiones en educación y sanidad como Esperanza Aguirre, frenará en seco los pagos a proveedores como Maria Dolores de Cospedal, dejará acabar el año sin elaborar el presupuesto para el 2012 como Luisa Fernanda Rudi y gastará miles de millones en las infraestructuras y eventos más peregrinos como el tándem Camps-Fabra? Porque, si ha de ser así, estamos apañados.

EL VOTO ÚTIL Nunca se había visto al PSOE pedir con tanto ahínco el famoso voto útil. Ayer lo hicieron en Zaragoza tanto Felipe González como el propio Rubalcaba. Temen los dirigentes socialistas que un desplazamiento de sufragios progresistas a IU-ICV agudice su derrota, aunque no baste para impulsar a dicha coalición hacia el ansiado sorpasso. Pero Lara, LLamazares y los demás se ven con ocho o incluso más diputados y levitan. Eso no romperá la tradicional correlación de fuerzas en el seno de la izquierda española, pero... ¿quién sabe lo que puede ocurrir a partir del 20-N? Porque ésa es la otra. No hay elecciones hasta el domingo, pero muchos ya no pierden tiempo en la campaña. Preparan el día después. En el PP son legión quienes sueñan con un buen cargo; en el PSOE, algunos afilan los cuchillos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

El PP va como un tiro 20111113

Mariano Rajoy entra y sale de los mítines feliz y victorioso. Sus seguidores le saludan, le fotografían y le piropean. Es la estrella del momento y la encuesta de GESOP (Gabinete de Estudios Sociales y de Opinión Pública) para los diarios del Grupo Zeta ha venido a avalar esa inercia triunfal que no detienen ni el empantanamiento de la campaña ni la creciente levedad del discurso conservador. Según nuestro sondeo, el PP le saca 16 puntos de diferencia al PSOE, obtendrá una mayoría absoluta muy holgada (de 188 a 192 diputados) y tiene a su favor múltiples indicadores, empezando por el hecho de que Rajoy ha pasado a ser el político más valorado. Así que cuando Alfredo Pérez Rubalcaba clama que la derecha y su líder están saturando el éter electoral de valium, tal vez no acierte con el medicamento; en los mítines conservadores lo que flota en el ambiente es puro prozac.

DIFERENCIAS Rubalcaba aún cree que el voto útil de la izquierda vendrá a dulcificar su derrota. Y tal vez tema algo así el candidato de IU Gaspar Llamazares, quien no cesa de advertir a la parroquia rojeras que entregar el voto a los socialistas ha pasado a ser "manifiestamente inútil". Pero esos sufragios progresistas, aunque existen (el 27,7% de los encuestados por GESOP se considera de izquierdas y otro 14,2%, de centro-izquierda) no están movilizados. El sondeo atribuye al PSOE entre 115 y 118 diputados, y a IU-ICV, de 8 a 10, lo que no parece un gran avance teniendo en cuenta que cincuenta escaños socialistas van a cambiar de manos.

CiU logrará 13 ó 14 diputados; Esquerra Republicana de Catalunya, 2 ó 3; el PNV, 4 ó 5; Amaiur, 4 ó 5; UPyD, 4, y otros partidos se repartirán el resto, 7 u 8. El pronóstico es bastante similar al que ya se reflejaba en la última encuesta del CIS. Con la salvedad de que nuestro sondeo ha sido realizado con la campaña ya en marcha.

TEST EN ZARAGOZA El comité electoral del PSOE, inasequible al desaliento, cifra en menos de diez puntos la diferencia con el PP y asegura estar recortando distancias. Sería lo lógico. Pero ese optimismo choca con todas las proyecciones demoscópicas hechas estos días por organismos independientes. Y como muestra, un detalle: el test de Zaragoza.

En la capital aragonesa mitineó ayer Rajoy y hoy lo hará Rubalcaba que lleva a Felipe González de telonero. En una ciudad que suele dar el promedio sociológico de España y es usada habitualmente como banco de pruebas para productos y técnicas comerciales, los conservadores (que van en coalición con el Partido Aragonés) se lucieron con un mitin en la plaza de toros, donde metieron alrededor de diez mil personas bien contadas. A su vez, los fontaneros socialistas no se han atrevido a aceptar el desafío ubicando su acto en el mismo escenario, y se han replegado a un pabellón de deportes que quedará abarrotado con menos cuatro mil asistentes. Es la primera vez que, ante unas elecciones generales, el PSOE zaragozano no celebra su acto central de campaña en la plaza de toros. El hecho no puede ser más revelador.

CIUDADANÍA Rajoy ya casi no tira pedradas al agujereado tejado del PSOE. Incluso Esteban González Pons, ha dejado de tuitear maldades. No quieren agitar más las aguas. El líder conservador, por el contrario, ha reconducido su discurso para reclamar "un buen gobierno de buenos políticos, elegido libremente por los ciudadanos".El mensaje no va ya contra los socialistas sino contra las tentaciones tecnocráticas.

Tiene que dar un poco de vértigo, desde luego, ver cómo el amigo Berlusconi, al que no pudieron derribar de su trono las acusaciones de corrupción ni sus juergas de viejo putero ni sus delirantes salidas de tono ha caído por la presión de los mercados y va a ser sustituido por un reputado economista, a la cabeza de un gobierno de expertos. Rajoy (mucho más serio que el italiano, desde luego) pretende ser elegido para encabezar ese buen gobierno que promete, pero... ¿acaso no aspira asimismo a contar con el beneplácito de los poderosos mercados?

sábado, 12 de noviembre de 2011

Twitter en campaña 20111112

Está por ver si el espacio digital juega, o no, un papel importante en las campañas electorales. Por si acaso, el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, se sometió ayer a las preguntas de los internautas a través de Twitter. Por si acaso también (¿o para demostrar su poderío?), el PP logró mediante una inaudita acción ejecutiva que se cerrase la cuenta @NanianoRajoy, que parodiaba a su primer candidato. La red social sigue llena de mensajes protestando por tal clausura. Al tiempo, los conservadores la inundaban de parabienes por el nacimiento del hijo de Soraya Sáenz de Santamaría. La criatura viene con un triunfo electoral bajo el brazo.

LA TENDENCIA En el cuartel general socialista, creen que su campaña empieza a dar frutos. Lo percibe Rubalcaba, lo asevera Elena Valenciano, la jefa del agit-prop, lo repiten los cuadros de Ferraz. Y ciertamente pudiera ser que la constante iniciativa del PSOE le permitiera recuperar algún voto perdido mientras el PP se duerme en los laureles y muestra una evidente incapacidad para explicar sus planes ("Rajoy está anestesiando la campaña", declaró ayer Valenciano con notable satisfacción).

Sin embargo, el Instituto Ortega-Marañón, una entidad de peso en el campo de las Ciencias Sociales, divulgó ayer una encuesta que sitúa al PP a 19 puntos de un PSOE en caída libre y que apunta avances por parte de IU y UPyD. Según los analistas del citado Instituto, los socialistas, contrariamente a lo que piensan, no están logrando sus objetivos porque se ha concentrado en atraer y fidelizar a sus electores habituales en vez de dirigirse al conjunto de los indecisos. Se verá.

CONTRA EL FRAUDE Vaya bien o mal, Rubalcaba se ha desvinculado de José Luis Rodríguez Zapatero, con quien sólo coincidirá en un acto la semana que viene, y ha generado la imagen de que él juega ya de oposición porque Rajoy es virtualmente el presidente del Gobierno. Así puede lanzar nuevas y llamativas ofertas, como su última propuesta para combatir el fraude fiscal prohibiendo pagar en efectivo las facturas superiores a tres mil euros. Suena bien, aunque tal medida, por sí sola, no parece muy efectiva. Con fraccionar los cobros u operar económicamente en inmersión total, trampa al canto.

Mariano Rajoy sigue a lo suyo. Gastó su argumentario hace mucho tiempo y ya sólo le queda repetir esas verdades de Perogrullo que dieron pie a las parodias de @NanianoRajoy. Allí se atribuían al líder de la derecha afirmaciones como "Latinoamérica es una prioridad, alguien tiene que limpiar nuestras casas", o "Para salir de esta crisis... hay que dejar de estar dentro de ella". Un cachondeo molesto, sin duda. Pero el caso es que ayer mismo, en la cuenta oficial de Rajoy (montada por el gurú digital de Génova, Alberto de Senillosa) podía leerse: "Lo primero que hay que hacer es... recuperar la confianza y la ilusión". Y esto no es chiste.

Si se da por hecha la aplastante victoria conservadora, es imprescindible aclarar cuanto antes qué quiere hacer exactamente el PP, y cómo. Pero en vez de bajar el balón al suelo, Rajoy formula en sus actos públicos silogismos ideales como el que se marcó en Vitoria. Allí (además de negarse, al igual que casi todos los candidatos, a comentar la entrevista con ETA publicada en Gara) razonó de la siguiente forma: "El cambio político en España tranquilizará a la eurozona y consolidará el euro (...). Así, con Europa más calmada y unida y un euro fuerte, mejorará el bienestar de los españoles". Es decir, Merkel y Sarkozy pueden respirar tranquilos. El PP, victorioso, les (nos) devolverá la tranquilidad perdida.

¿Hay campaña al margen de los dos grandes? Está IU, que en Aragón va en coalición con Chunta y una activa iniciativa social. También UpyD. O Equo, aliada a Compromís en la Comunidad Valenciana. Y los nacionalistas. Todos abominan del bipartidismo, con razón. Algunos deberían temer asimismo el monopartidismo que está al caer.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Hay crisis para rato 20111111

A Mariano Rajoy le habría cuadrado más que las elecciones se hubiesen celebrado el día después de su cara a cara con Alfredo Pérez Rubalcaba, cuando la marea conservadora había alcanzado su cénit. Ahora la campaña se está estancando y el tiempo muerto no beneficia al PP. Tampoco pondrá en peligro su requetecantada victoria, pero limará el entusiasmo, frenará la avalancha, creará dudas. La Comisión Europea hizo ayer públicas previsiones que dan por hecho el estancamiento económico en la UE y la Eurozona, y descartan la posibilidad de que España cumpla con la limitación del déficit público y pueda crear empleo de manera significativa en los dos años próximos. La crisis no cesa, ha venido para quedarse por mucho tiempo y la euforia económica de la derecha está entrando en contradicción con la triste realidad. Con Zapatero o sin Zapatero, esto no se arregla tan fácilmente.

HINCHAR LAS VELAS Rajoy, en Tenerife, insistió en que él hará lo que pida Europa, que cumplirá con todos los requisitos habidos y por haber, que frenará en seco el gasto y pondrá a España a la cabeza de la UE, "junto a los países importantes". De fondo resonaban los rumores (nacidos en Berlín y París y desmentidos en Bruselas) de que el espacio comunitario se dividirá en un núcleo duro rico y una periferia más pobre e inestable, las famosas dos velocidades.

Al PP le acechan las dudas de un sector de la opinión pública inquieto por la inconcreción de las propuestas conservadoras en materia económica. Cuando Cristóbal Montoro sale a la palestra y proclama que su partido "hinchará de nuevo las velas de la economía", uno se pregunta: ¿y cómo será esto? "Porque el aire volverá a soplar", contesta impertérrito el mismo Montoro antes de ofrecer la consabida receta: rebaja fiscal, equilibro presupuestario, reforma laboral, reforma del sector bancario. Un planteamiento demasiado general y que tampoco parece el más adecuado para incrementar la demanda interna y empujar la actividad hacia adelante. Para acabar de redondear la incertidumbre, Esteban González Pons, el vendedor por antonomasia, ha sido capaz de declarar que la crisis no estuvo provocada por el ladrillo, ¡qué va!, "sino por la falta de crédito y la incapacidad del Gobierno para afrontar la situación".

La AEB, patronal de la banca española, ha advertido de que el futuro Ejecutivo no dispondrá de cien días de gracia, pues de inmediato deberá explicar su política económica y adoptar medidas de choque que tranquilicen a los mercados. No bastará con las buenas palabras. El aviso, por supuesto, va dirigido a Rajoy. Los bancos quieren algo más: una "devaluación interna", al estilo de la llevada a cabo por las repúblicas bálticas, que cree condiciones para volver a crecer tras un empobrecimiento masivo (de todos menos del sector financiero, cuyos beneficio, por supuestísimo, se consideran condición imprescindible para el despegue).

DURÁN Y LARA Aún quedan ocho días para que el personal le siga dando a la cabeza, se anime, se desanime e incluso mude de opinión. Antoni Durán i LLeida todavía pretende que el PP no se lleve la mayoría absoluta (y menos con los votos catalanes). Motivado quizás por el ejemplo de Grecia e Italia, el candidato de CiU aprovecha cualquier ocasión para seguir reclamando un Gobierno de Concentración de naturaleza "excepcional" donde estaría todo el mundo (salvo Izquierda Unida). Asegura que esta medida tranquilizaría a los mercados. Cayo Lara, aludido por la parte que le toca, ha atribuido dicha propuesta al deseo del propio Durán de ser ministro. El primer candidato de IU tiene otras miras. Si por él fuera, España propondría a Europa desandar el camino que nos ha llevado a la encrucijada actual "anulando los tratados de Maastrich y de Lisboa, así como la directiva Bolkestein, y modificando el pacto del euro". Casi nada.

Rubalcaba parece más tranquilo. Se fue a Menorca acompañado de Cristina Narbona. Allí, en plena Reserva de la Biosfera, hizo un discreto acto de fe ecologista proponiendo el desarrollo de las renovables mientras se van cerrando las centrales nucleares conforme concluya su vida operativa. Al tiempo, el PSOE rechazaba la susodicha Europa de dos velocidades y el PSC retiraba un vídeo suyo, superpolémico, en el que un enfermo palmaba por culpa de los recortes sanitarios.

Lo más curioso de todo es que, encuestados por el Canal Elecciones 2011 de Youtube y la agencia EFE, todos los candidatos relevantes coincidieron en que para crear empleo hay que "abaratar la contratación y no el despido". La cuadratura del círculo.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Corrupción a la vista 20111110

Ni Alfredo Pérez Rubalcaba ni Mariano Rajoy hablaron de la corrupción en su famoso cara a cara, pero la cuestión está ahí, candente y abrasadora como un hierro al rojo. España imita a la Dinamarca de Hamlet, y en los últimos días la opinión pública ha sabido que el caso Palma Arena (centrado en la gestión del conservador Jaume Matas al frente del gobierno balear) salpica a Iñaki Urdangarín, duque de Palma y yerno del Rey, o que está en marcha una investigación (relacionada con el caso Campeón) para determinar si el actual ministro de Fomento y portavoz del Gobierno, el socialista José Luis Blanco recibió, o no, comisiones ilegales. Por si no hubiera suficiente con la ruina de Italia y sus repercusiones sobre nuestra prima de riesgo, la realidad es cada vez más confusa y retorcida. Pese a todo, el debate a cinco retransmitido en la noche de ayer resultó mucho más interesante, profundo y concreto que el protagonizado el lunes por Rubalcaba y Rajoy.

¿REGENERACIÓN? La corrupción es una lacra perfectamente reconocida por cualquier partido político... siempre que se trate de asuntos que salpiquen a otras formaciones. El círculo de las acusaciones mutuas no tiene fin: la vieja historia de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio. Dolores de Cospedal dijo ayer en Ávila que España necesita un gobierno que no haga "política de gasolinera". Se refería, por supuesto, al ministro Blanco y a su extraña (para algunos, sospechosa) cita con el empresario Jorge Dorribo en una estación de servicio. "Aquél que fue el gran inquisidor de los demás --agregó--, ahora no quiere aplicarse la misma vara de medir". Pero Cospedal se olvidó de sus imputados; por ejemplo de la trama Gürtel, que ha causado estragos en las filas conservadoras. Tampoco Rajoy quiso acordarse en la misma Mallorca del caso Palma Arena, el mismo que ha obligado a la Casa Real a declarar que no opina sobre actuaciones judiciales en marcha.

Rosa Diez reclama una ley que impida a los imputados ocupar cargos públicos. Un objetivo utópico; tanto como pueda serlo la reforma de la normativa electoral para lograr que el precio en votos de cada diputado sea más equilibrado. En Izquierda Unida obsesiona también esa cuestión. Y menos mal que la Junta Electoral Central concedió a la coalición el asiento en el debate a cinco que andaba disputándose con Esquerra Republicana de Catalunya. Porque, claro, IU obtuvo en el 2008 un millón de votos y sólo dos diputados; ERC, con trescientos mil votos, se llevó tres diputados. No, no parece lógico.

CINCO VOCES CiU, PNV e IU esperaban con impaciencia su momento bajo las cámaras. Debatieron anoche, en un modesto set de TVE. Polemizar a cinco voces siempre resulta complicado. Sin embargo se pusieron sobre la mesa más asuntos (algunos fundamentales) que en el cara a cara entre los grandes. Las intervenciones tuvieron rigor, fondo y en algunos casos fueron presentadas con notable elocuencia.

Convergencia, representada por Pere Macías tuvo ocasión de proponer una vez más un pacto fiscal entre el Estado y Cataluña. Josu Erkoreka, en nombre del PNV, supo hablar del País Vasco pero también de la situación global. Llamazares, que esta vez relevó a Cayo Lara como voz y figura de IU, buscó con tenacidad y buenos argumentos el voto de la izquierda y de los socialistas desencantados. PSOE y PP enviaron a Ramón Jáuregui y a Alberto Ruiz Gallardón, respectivamente. Ambos mejoraron notablemente la anterior actuación de sus jefes máximos.

REPITIENDO En lo de aguantar quieto en la mata repitiendo hasta la saciedad el argumentario más elemental, el PP se lleva la medalla de oro. Rajoy parece a estas alturas un androide programado con un único e inaprensible mensaje. Le están sobrando todos los días que quedan hasta el 20-N. Y se le nota.

Flotando por el éter, a caballo de la crisis y el paro, los conservadores evitan liarse. Y aun así, a veces se arman pequeños líos. Por ejemplo, la privatización de las televisiones autonómicas propuesta por González Pons ha sido replicada por sus correligionarios gallegos. Y las declaraciones de Cristóbal Montoro en Gerona, apoyando con entusiasmo el desarrollo del corredor mediterráneo dentro de la Red Transeuropea de Transporte levantaron ampollas en Aragón, Castilla-la Mancha o Extremadura, donde defienden un eje propio a través de un túnel en el Pirineo central.

Sin miedo a contradicciones o renuncios, Soraya Saénz de Santamaría ha asegurado con inusual vehemencia, que su partido, si gobierna, actualizará las pensiones. Dicho queda

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Aznar lanza su grito de guerra 20111109

A los postres de una comida-mitin celebrada ayer en León, se alzó el invicto expresidente José María Aznar para clamar por España, hoy "intervenida" cuando él la había dejado "querida, respetada, admirada y tocando el cielo del éxito con los dedos". Su voz incluso dominó por un momento los intensos ecos del cara a cara del lunes, ese match retórico que según una encuesta de GSOP para este diario, ganó Mariano Rajoy por goleada y que, sin embargo, dejó a los españoles más críticos con la sensación de que ambos candidatos les habían escamoteado el quid de la cuestión; o sea, la sustancia. Aznar grita que estamos en quiebra, que no hay tiempo, que sólo cabe esperar el mismo milagro que, según su versión de las cosas, ya llevó a cabo el PP tras ganar las elecciones del 96... Por lo visto será así, a golpe de interjección y desmesura, como habremos de llegar al día 20 (una fecha demasiado lejana) para que al fin la derecha se adueñe de las urnas y se inicie el segundo acto del drama.

LLENAR LA CAMPAÑA En esta campaña nos vale ya cualquier novedad. Que uno o dos expresidentes se remanguen y bajen al ruedo provoca el morbo del respetable e introduce un ápice de novedad e interés. Incluso el debate a cinco de hoy es un buen pretexto para llenar una jornada más. Y, ojo, porque dicho debate viene con su barullo bajo el brazo. Izquierda Unida y Esquerra Republicana, que se arreglaron para formar un grupo parlamentario cooperativo durante la pasada legislatura, se pelean ahora por el único puesto que les toca en la mesa. Gaspar Llamazares (IU) se disputa el asiento con Alfred Bosch (ERC).

Claro que ese partidillo a cinco no logrará tanta audiencia como el cara a cara (doce millones de telespectadores). Los nacionalistas abominaban ayer de la simplificación bipartidista que silencia su voz, deja fuera del temario los problemas específicos de Cataluña o de Euskadi y ni siquiera hace mención a la pluralidad y diversidad de España. Tienen razón, pero es que, además, Rubalcaba y Rajoy obviaron otros asuntos no menos significativos: la Unión Europea, la corrupción política, el fraude fiscal... Sólo el candidato socialista aludió de pasada a la necesidad de revisar el coste de las fuerzas armadas, una de las grandes partidas del presupuesto. Rajoy pasó del tema. El del PP voló tan alto y estuvo tan lejos de la realidad concreta que condicionó la recuperación económica a cuatro medidas sencillísimas, etéreas y resplandecientes: "El cambio político, el nombramiento de un gobierno competente, decir la verdad a la gente y disponer un plan cuyo primer punto será el control del gasto público". Fórmula magistral, como se ve. Lo mismo cura la sarna que las paperas que nada. Rajoy prepara un plan. España está salvada. Aunque Cayo Lara, el severo patriarca de Izquierda Unidad, no lo ve así. "El cara a cara --dijo-- lo ganó el bipartidismo y el señor Botín, al que ni siquiera le hizo falta estar presente".

Cándido Méndez, el secretario general de UGT, ha descrito la situación de esta campaña como el duelo entre un Rubalcaba que debe hacer inmensos esfuerzos para subir por esa interminable pared de granito que son los cinco millones de parados y un Rajoy que espera cómodamente instalado en la cima. "Al aspirante conservador --argumenta el líder sindical-- le basta con no comprometerse en tema alguno que resulte comprometido".

DUELO EN INTERNET Llegados a un punto en el que el mismo Rubalcaba ha acabado por admitir implícitamente la victoria del PP, sólo caben dos evoluciones posteriores en la intención de los votantes: a) la aplastante superioridad conservadora provoca que sus adeptos se vuelvan perezosos, mientras la izquierda desencantada se activa alarmada por el subidón de la derecha; b) los indecisos se suben al carro del seguro ganador porque a casi nadie le gusta estar entre los derrotados y porque las cosas han llegado a un punto en el que merece la pena jugársela a ver si...

Esteban González Pons finge temer que se produzca la primera de ambas evoluciones. El ministrable Alberto Ruiz Gallardón sabe que se está imponiendo la segunda, y no se cansa de pedir a los votantes socialistas que se pasen sin temor "al cambio".

Y el duelo se prolonga en internet. Con debates televisivos o sin ellos, los partidos y coaliciones pelean en el espacio digital buscando alguna ventaja adicional. En general, los conservadores se están currando más la red, donde airean el ideario B del PP, más neocón y más brutal. No descansan. Su vehículo favorito es twitter, donde el tope son ciento cuarenta caracteres y las ideas elementales entran y salen a toda velocidad. Los socialistas y la izquierda se mueven mejor en facebook, tal vez por allí es posible extenderse en el debate y profundizar. Fontaneros a sueldo, francotiradores, amateurs, espontáneos, frikis y graciosos crean y mandan mensajes o imágenes. Ayer se armó la mundial cuando una candidata suplente del PP mallorquín, Francisca Pol, colgó alegremente una foto manipulada en la que la ministra de Defensa y candidata socialista, Carme Chacón, aparecía enseñando un pecho. Luego pidió disculpas (la conservadora) mientras el PSOE exigía su dimisión. Qué nivel.

martes, 8 de noviembre de 2011

No será decisivo 20111108

Pasó el instante crucial, el tremendo choque dialéctico bajo los focos y las cámaras. Si alguien esperaba que del cara a cara entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy emergiera un vencedor indiscutible, sin duda ayer acabaría la noche frustrado. Cada cual podrá, por supuesto, coronar de laurel a su candidato favorito; alabar la incisividad del socialista o el sentido de la realidad del conservador. Pero al margen de gustos particulares lo cierto es que, bajo la invisible moderación de Manuel Campo Vidal, los aspirantes a presidir el próximo gobierno de España no supieron, no pudieron o no quisieron ir más allá de las habituales vaguedades. Todo lo que dijeron era previsible. Hoy, los previamente convencidos lo estarán un poco más, los indecisos... seguirán dudando.

TOMA Y DACA El cara a cara fue presentado, una vez más, como un acontecimiento extraordinario, prodigioso casi. Tal vez así se justificaban los 550.000 euros que costó su puesta en escena (la televisión es cara, ya se sabe). En realidad, no resultó tan distinto de una sesión de control al gobierno en el Congreso o de un debate sobre el estado de la nación.

Rajoy llevaba la lección bien aprendida tras cuarenta y ocho horas de trabajo con asesores y entrenadores (demás leyó parte de sus intervenciones). Su planteamiento fue simple y efectivo: describió con datos precisos la realidad, enjuició de forma muy pormenorizada la labor del actual gobierno socialista; sin embargo pasó de puntillas sobre sus propias intenciones y no quiso explicar nada de lo que dice su programa. Rubalcaba también traía estudiado... ese mismo programa, el del PP. Pretendió confrontar las propuestas conservadoras con las de su partido y acorralar así a su adversario. Con sus preguntas quiso romper la estructura rígida del programa y abrir una discusión más viva. No lo logró del todo porque el candidato del PP siempre podía volver a poner por delante los cinco millones de parados, las pymes arruinadas, el aumento de la desigualdad... todo lo cual es indiscutible. Pero el del PSOE sí fue capaz de sacar a la luz la fantasmagórica (e inquietante) naturaleza de algunas propuestas conservadoras.

Claro que Rajoy partía con ventaja. Podía limitarse a pasar el trámite sin mayores complicaciones. Rubalcaba iba más acelerado, mas nervioso; necesitaba exprimir la ocasión al máximo e inventarse sobre la marcha una piedra filosofal capaz de convertir las el plomo de la crisis en brillante oro electoral. Difícil.

FORMATO RÍGIDO Antes de que ambos candidatos llegaran al imponente set en el que se celebró el debate, los especialistas en comunicación política advertían de que este acto no influiría apenas en la actitud del electorado. El pescado está muy vendido. Además, el formato de estos cara a cara es muy rígido. Los protagonistas no interactúan sino que van turnando sus respectivos monólogos controlados al segundo por cronometradores de la Liga ACB. Así es imposible que ninguna de las dos partes se desestabilice, ni que salgan a la luz revelaciones transcendentes capaces de conmover a los votantes. Mucho menos a quienes ya estuviesen decantados a favor del PP; compacta masa cuya fidelidad y determinación aparecen de manera contundente en cada sondeo. Ante tal situación, el PSOE sólo podía esperar, en la noche de ayer, atraerse la voluntad de los electores progresistas (¿cuántos?) que han llegado a la campaña llenos de dudas o claramente desmoralizados. Es ahí donde radica la última esperanza de Rubalcaba y los suyos.

En el PP lo saben y por eso sus principales candidatos se lo toman con calma y van a por todas. Manejan ya un discurso moderado, gubernamental; aunque tampoco renuncian a remover las pasiones mas derechistas. Son como el cetáceo que recorre el mar con la enorme boca abierta, engullendo cuanto se cruza en su camino. Votos por un tubo.

lunes, 7 de noviembre de 2011

El retorno de Felipe 20111107

Alfredo Pérez Rubalcaba no se rinde. Ha sacado fuerzas de flaqueza y cuenta con su amigo Felipe González para responder al desafío conservador. El expresidente ha vuelto a los ruedos y ayer, nada menos que en Valencia, afiló el verbo y la ironía para replicar a Mariano Rajoy. Si el PP proclama que Felipe, el famoso encantador de serpientes, representa un pasado inconveniente, el aludido está listo para reivindicar ese mismo pasado, su pasado. Que tal planteamiento llegue a calar en la actual opinión pública es una incógnita. Pero los viejos rockeros del socialismo español no parecen dispuestos a tirar la toalla. Al otro lado, Rajoy, quien supuestamente no se juega casi nada en el cara a cara de hoy, se ha tomado tan en serio la confrontación que ha dejado la campaña durante 48 horas para preparar su intervención con la ayuda de Soraya Sáenz de Santamaría y otros asesores. Por si acaso.

EL RETORNO DE DIOS Hubo un tiempo en que los suyos acabaron por adjudicarle en la intimidad una condición casi divina. Felipe González, expresidente, setenta años de edad, abrió la campaña en Dos Hermanas y ayer, en la plaza de Toros de Valencia, ante diez mil personas, toreó al alimón con Rubalcaba para afrontar directamente las pullas del PP. Rajoy le había situado (a él y a Guerra) en el pasado, reivindicando para sí el futuro. Felipe González respondió entrando al cuerpo a cuerpo: "¿Y este personaje, con su indolencia, su reposo, su aire de ocioso del siglo XIX jugando la partida en el casino, dice que yo represento el pasado?" Los incondicionales se partían de risa.

Mariano Rajoy no dio la dúplica porque ayer estaba en otra cosa. En su nombre, María Dolores de Cospedal, presidenta de Castilla-La Mancha y número dos del PP entró en liza. Hablaba en Badalona, una plaza arrebatada en mayo a los socialistas con tácticas que rozan la xenofobia. Allí acusó a Rubalcaba de sumergirse "en la irresponsabilidad, el pasado, el rencor y la división"... por recurrir a González para movilizar al electorado.

OTRAS NOSTALGIAS El quid de la cuestión está en saber si Felipe González (o el propio Rubalcaba) representa ante la ciudadanía un pasado feliz. Pudiera ser. Pero existen dos factores adversos fundamentales. El primero, la distancia que separa el tiempo presente de los años 80 y de la primera mitad de los 90. El segundo, la evidente querencia de amplias capas de la población por un pasado más cercano, el de los últimos quince años, cuando se consagró de verdad la cultura del hiperconsumo. Frente a un presente lleno de incertidumbres y un porvenir repleto de amenazas, millones de españoles añoran el tiempo feliz de las burbujas (la financiera, la inmobiliaria) de cuya pérdida culpan a José Luis Rodríguez Zapatero. Y aún creen que el Partido Popular les puede devolver aquel paraíso perdido. Al menos apostarán su voto a todo o nada. Angela Merkel, la cancillera ceniza, augura diez años de sangre sudor y lágrimas. Mejor no escucharla.

En este contexto tan complejo y tan cargado de ansiedad, temores y equívocos, el cara a cara de hoy se convierte en un momento clave, un acontecimiento crucial... o no.

Resulta curioso que, pese a la displicencia con la que el PP afrontaba el mano a mano entre su candidato y el del PSOE, Rajoy haya hecho un alto, se haya replegado a la más estricta intimidad y esté preparando cuidadosamente un duelo que en teoría incluso podría permitirse perder. Revisa fichas sobre los temas a discutir, ensaya poses y estilo, hace guantes con sus colaboradores.

En apariencia, el líder de la derecha lo tiene claro (y fácil). De acuerdo con el argumentario habitual expondrá la situación en términos sencillos: cinco millones de parados, miles de empresas barridas del mapa, una economía átona, reducción de sueldos en el sector público, congelación de pensiones... Rubalcaba replicará con su lema: "Queremos superar la crisis sin dejar a nadie atrás" y acusará al PP de querer cargarse el estado del bienestar. Rajoy negará la mayor ("No tocaremos las inversiones sociales", dijo ayer Cospedal en un mitin celebrado por la tarde en Huesca). Y entonces será el momento de apelar a la fe de los votantes. El socialista ofertando propuestas progresistas recuperadas del baúl de los recuerdos; el conservador prometiendo lo contrario de lo que hace su partido en las comunidades y ayuntamientos que ya gobierna.

Al menos habrá espectáculo

domingo, 6 de noviembre de 2011

Votantes incrédulos 20111106

En el velódromo de Dos Hermanas (Sevilla), catedral del socialismo obrero español, el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba, el expresidente Felipe González y el exvicepresidente Alfonso Guerra se desgañitaban en la tribuna. Y el fantasma de José Luis Rodríguez Zapatero flotaba sobre la masa de seguidores. El PSOE intentaba exorcizar los feos augurios pregonados por las encuestas, pero cada cual mascaba sus aprensiones. Casi al mismo tiempo, en Leganés, el otro candidato, Mariano Rajoy, toreaba de salón en presencia de su plana mayor. Relajado y cómodo en su papel de vencedor implícito, el líder del PP incluso se permitió elogiar a quienes podrían ser ministros en su futuro Gabinete (Sáenz de Santamaría, Mato, Gallardón y Cañete). Fue la primera jornada intensa de una campaña que no suscita entusiasmos. Los votantes asisten llenos de incredulidad a unas escenificaciones perfectamente inverosímiles.

PAÍS DE MARAVILLAS ¿Por qué el PSOE promete ahora medidas que no ha tomado en casi ocho años de gobierno? ¿Cómo creer al PP cuando propone simultáneamente incentivos fiscales y reducción del déficit sin menoscabo de las inversiones sociales? Los interrogantes flotan en el aire porque todo está adquiriendo un extraño aire de irrealidad. Felipe González aseguró ayer que se retirará si su partido no gana en Andalucía (¿y de qué se piensa retirar?). Rajoy puso a Esperanza Aguirre, presidenta de Madrid, como ejemplo de la gestión que aplicará su partido en toda España tras el 20-N (¿también en la sanidad y la educación?). Incluso Cayo Lara, mitineando en Zaragoza, llegó a ofrecer la creación de tres millones de puestos de trabajo en tres años mediante el empleo verde, la rehabilitación de viviendas, la construcción de infraestructuras y el apoyo a las pymes (¿sueña despierto el candidato de IU?).

El PSOE pelea contracorriente y lo hace con todo lo que dan de sí sus candidatos, sus fontaneros y las empresas de márketing político que le asesoran. Ayer, en el mitin sevillano, tanto Rubalcaba, como González y Guerra (que llevaban años sin coincidir en un acto público) no pudieron evitar la sobreactuación. La audiencia seguía con tensión los discursos a la espera de revelaciones decisivas, de asertos inapelables.

¿REMONTADA? Por si acaso, el conservador Esteban González Pons se dedica a enfriar el triunfalismo de los suyos recordando que hay todavía "cuarenta millones de indecisos". Rubalcaba se está dejando la piel en el intento y hoy repetirá con Felipe González en Valencia, bastión conservador. El cara a cara de mañana se ha convertido para muchos socialistas en una oportunidad decisiva. En Ferraz, los expertos explican que el encuentro se parecerá más a La Clave que a 59 segundos. La comparación lleva implícita una revisión nostálgica de aquellos tiempos en que la izquierda dominaba el debate político y en el programa que moderaba José Luis Balbín un Josep Borrell pletórico explicaba con precisión exquisita las ventajas de la presión fiscal progresiva para dotar de recursos al estado del bienestar. Ha llovido mucho desde entonces. Por eso Rajoy prefiere hablar de futuro, su futuro, y en el PP caricaturizan el retorno de las viejas estrellas del PSOE.

Si González Pons se pitorreó del revival socialista asegurando que González o Guerra podrían ser sus padres, este último ridiculizó la presunta galbana de Rajoy, al que describió tumbado a la bartola "perezoso, abúlico e indolente". Esperanza Aguirre, lanzada y subidísima a la parra, proclamó que los españoles "están hartos de rubalqueros y zapatalbas". En Coruña, Miguel Cortizo, exdelegado del gobierno en Galicia y actual candidato, se despachó a gusto y calificó de "cabrones y mezquinos" a quienes desde las filas del PP "actuaron con deslealtad ante el terrorismo y la crisis".

BIPARTIDISMO, CLARO Con PSOE y PP acaparando toda la atención, los minoritarios buscan espacio como pueden y lamentan el protagonismo de los dos grandes. Pero salvo en territorios donde la presencia nacionalista rompe parcialmente el esquema bipolar, todo indica que el hecho electoral girará, como casi siempre, en

sábado, 5 de noviembre de 2011

El PP goza y el PSOE tiembla 20111105

Nadie se hacía ilusiones, pero aun así la encuesta del CIS cayó como una bomba sobre el cuartel general socialista. La predicción avanza resultados de récord. La tendencia parece imparable. En el PSOE se desgañitan intentando reconquistar a sus indecisos (¿dos millones y medio de votantes?) y en el PP, donde todos se relamen por anticipado, se aprestan a pasar la campaña aferrados al argumentario más simple, sin mayores estridencias, sin salirse del tiesto. Mariano Rajoy ha prometido meter la tijera al gasto público pero sin tocar educación, sanidad ni pensiones. El portavoz conservador Esteban González Pons, famoso vendedor de humo y puestos de trabajo, se ha pasado a la discreción y ayer hablaba con inenarrable circunspección del barullo en que anda metido José Blanco, el atribulado ministro de Fomento y portavoz de Gobierno. José Luis Rodríguez Zapatero, en Cannes, declinaba cualquier comentario sobre las expectativas electorales del partido que dirige. Prefirió presumir de que España ya no está en la línea de fuego de la crisis financiera. La situación de Italia, indicó, es mucho peor. Y la de Grecia, claro. Qué alivio.

CRUZANDO LOS DEDOS Si el CIS (cuyas profecías aún mantienen alguna credibilidad) ha sabido captar la opinión de la ciudadanía, resulta que una alta proporción de españoles irá a las urnas el 20-N decidida a cambiar el Gobierno... pero cruzando los dedos. Es sintomático que, en su sondeo, un 62,3% de los entrevistados califiquen como mala o muy mala la gestión del actual Ejecutivo; pero al tiempo un 41,1% diga que a su juicio el PP lo hubiera hecho más o menos igual, y otro 21,4% crea que la derecha todavía lo habría hecho peor. ¿Entonces?

Entonces ocurre que el personal de a pie está dispuesto a jugarse el futuro a otro palo. La mayoría parece haberse hecho una reflexión simple pero letal para el PSOE: va tan mal la carrera que bien merece la pena apostar por un caballo distinto. No existen grandes diferencias ni entre la confianza que suscitan Rubalcaba y Rajoy, respectivamente, ni entre quienes prefieren a uno u otro como presidente del Gobierno. Pero el voto está decidido y se va en masa a la derecha.

BUSCÁNDOSE LA VIDA Alfredo Pérez Rubalcaba propone un Estado "bien plantado, fuerte y sin grasa", un Estado con buen fondo que mantenga los parámetros de bienestar adquiridos en los últimos decenios. Al tiempo, no cesa de incitar a los suyos a que no se queden en casa el 20-N, a que usen el voto "que es el principal, el único patrimonio de la izquierda". El candidato socialista se busca la vida en cualquier caladero potencial. En twiter, @conRubalcaba ha comunicado al movimiento 15-M que, tras consulta del PSOE a la Junta Electoral Central, ésta admite explícitamente las manifestaciones y concentraciones de los indignados siempre que no se altere la marcha de la campaña. El evidente guiño incluye un link para conectar don Democracia Real Ya. A ver si así...

Los candidatos socialistas lo intentan todo. Carme Chacón, la ministra de Defensa y candidata por Barcelona, ha exigido al PP que pida perdón a los catalanes por anteriores desplantes. Pero... ¿cómo habrían de hacer tal cosa los conservadores cuando las encuestas les atribuyen un avance sin precedentes en Cataluña?. El PP aspira a barrer en Andalucía (salvo Sevilla), en Castilla-La Mancha, en Extremadura, en Aragón y por supuesto en sus feudos tradicionales: Madrid, Comunidad Valenciana, Murcia... Incluso en el País Vasco tiene buenas perspectivas. Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de la capital del Reino, y posible ministro del Gabinete Rajoy, lanzaba ayer llamamientos directos a los votantes socialistas: "Debéis superponer vuestra responsabilidad a vuestra ideología". Porque, eso sí, España, según el reiterado sondeo del CIS sigue autoubicándose en el centro-izquierda, aunque esté lista para otorgar su apoyo a la derecha.

CON MUCHO CUIDADO En la sede socialista de Ferraz fingen que no, pero el cara a cara del lunes se está convirtiendo en una especie de clavo ardiendo al que se aferran los responsables de la campaña del PSOE. Un desliz de Rajoy, una noche brillante de Rubalcaba, un giro inesperado, un milagro en el plató... Algo así como cuando el viejo Pedro Solbes se llevó por delante a Manuel Pizarro hace tres años. ¡Y debatiendo de economía!

A su vez, los conservadores andan con pies de plomo. Rajoy no ha querido ni confirmar o negar los rumores según los cuales está pensando en no mudarse a Moncloa cuando sea presidente. Ayer, en los desayunos de TVE, Cristobal Montoro, portavoz del PP para temas económicos y ministrable también, prefirió pasar por bobo en el interrogatorio a que fue sometido antes que pillarse los dedos. Cuando acabó la entrevista, puso tal cara de alivio que la periodista Ana Pastor estuvo a punto de darle la enhorabuena.

Hay que tener la fe de Cayo Lara para echarse esta campaña al coleto. IU puede lograr, por fin, grupo parlamentario propio. Pero no se perciben indicios de sorpasso o cosa parecida. Es más, si hacemos caso a la reputada demoscopia oficial, la mayoría de los votantes socialista hoy indecisos están pensando si se pasan con la papeleta... al PP.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Pasen y vean la campaña sin fin 20111104

Ha comenzado oficialmente una campaña que en realidad se viene prolongando desde no se sabe cuándo. Las autonómicas y municipales de mayo no fueron sino el prólogo de este 20-N. El debate político (sobre la España plural, el terrorismo, el paro, ¡la crisis!) lleva meses y aun años de toma y daca. A estas alturas, ¿qué novedades podrán sacarse de la manga los candidatos? Y en cualquier caso, ¿cómo influirán los argumentos, la publicidad o los mítines en la voluntad de los acongojados electores?

Aquí no hay ya misterio alguno. Mariano Rajoy sabe que va a ganar, como Alfredo Pérez Rubalcaba sabe que va a perder. El primero maneja con cuidado las motivaciones de su previsible victoria para que ésta sea contundente, absoluta. El segundo intenta recuperar terreno para dulcificar su derrota. Es cuestión de matices. Aunque, bien mirado, en estas elecciones lo importante van a ser los matices: ¿tendrá el PP mayoría absoluta?, ¿será Amaiur (Bildu) la fuerza más votada en el País Vasco?, ¿enganchará IU los sufragios que pierda el PSOE por la izquierda?, ¿conseguirán UPyD o Equo el grupo parlamentario que ansían?, ¿se pondrán las cosas tan feas que será preciso ir a un gobierno de concentración como propone y desea CiU?

EL PARO QUE NO CESA A Rubalcaba le amargaron el día los datos sobre paro correspondientes al mes de octubre. Ciento treinta y cuatro mil desempleados más. "Esto es insoportable", dijo inmediatamente Rajoy. Claro, por ahí se hunden las expectativas socialistas. El presidente del Congreso, José Bono, animaba a los suyos asegurando con piadosas palabras que la procesión no acaba "hasta que no pasa el último santo". Queda margen, repiten como un mantra en Ferraz. Pero ningún dirigente o cuadro del PSOE se llama a engaño. Por si acaso, Elena Valenciano, mano derecha de Rubalcaba en esta campaña, fijó posiciones (adelantándose al bajón electoral, se supone) al afirmar que su jefe seguirá al frente del partido "pase lo que pase el 20-N". No tomará las de Villadiego como hizo Joaquín Almunia en 1996.

Veremos, porque lo dicho en campaña tiene un valor relativo. Los programas se han convertido en una especie de textos herméticos cuya lectura habría de hacerse con un diccionario de eufemismos. En lo que más preocupa a la opinión pública, la crisis, Rubalcaba ofrece medidas para incrementar los ingresos del Estado y reactivar la economía, Rajoy propone austeridad estricta y rebajas fiscales. Pero el problema no radica en elegir entre ambas opciones, sino en asumir lo que ningún candidato dice: que España carece de soberanía económica. No controla su moneda. No dispone de un banco central propio. No puede tomar medidas unilaterales. Estamos atados al carro que guía la cancillera Merkel. Por lo demás, es mucho más razonable el análisis de Rubalcaba que el de Rajoy. Pero el socialista está marcado por su pertenencia a un gobierno al que le estalló la bomba del paro en las manos y que se ha mostrado incapaz de revertir la situación.

El 20-N se votará más que nunca a golpe de sensación, de intuición, incluso de desesperación. Si el PSOE quiere impedir que el PP sobrepase el límite de la mayoría absoluta sólo tiene una última baza de peso: el cara a cara del lunes. Pero Rajoy sabe que para superar ese debate a dos le basta con aferrarse a sus lugares comunes y exhibir los tenebrosos datos que definen la actualidad. Rubalcaba ha sido un buen ministro de Interior. Bajo su mandato ETA ha sido barrida, la gestión de las prisiones ha mejorado de manera notable, el número de muertos en accidentes de tráfico ha descendido de forma espectacular... Mas ahora nadie se va a fijar en esos detalles. Nadie mirará los currículos de los candidatos. Nadie se acordará del Prestige. Ahora sólo hay una obsesión: la crisis y sus efectos. En el PP lo saben de sobra y se aferran a un argumentario tan elemental como demoledor. "Con esta gente (los socialistas) es imposible la recuperación", sentenció ayer Rajoy.

A LA CAZA DEL VOTO Los fontaneros de partidos y coaliciones estudian con lupa las opciones en cada circunscripción. No es casualidad que Rubalcaba abriese la campaña en Alcalá de Henares o que Rajoy lo hiciera en Castelldefels. Iban a la caza del voto más lejano, del que puede marcar finalmente la diferencia. Lo mismo que Iñigo Urkullu, del PNV, arrancó en Vitoria, en un intento de buscar allí apoyos que equilibren la previsible barrida de Amaiur en Guipuzcoa.

Una campaña sin novedades, un debate que ya hemos visto una y otra vez en el Congreso, unos argumentarios gastados previamente en cientos de entrevistas y actos públicos... Rubalcaba (merengue confeso) se inventa comparaciones al límite de lo comprensible: "Es más fácil que el Madrid gane al Barcelona que yo logre remontar a Rajoy". El número uno del PP extrema la cautela. Va y viene por los senderos que mejor conoce y pretende eludir al máximo las preguntas de los periodistas. José María Aznar, encaramado a su recrecido ego, habló en Guanajuato (México): "Pronto habrá elecciones generales en España y ganarán los buenos; es decir, los míos". Pero el último santo de la procesión aún no ha desfilado.

jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Crisis? El problema es político 20111103

Qué día el de ayer. Amanecí metiéndome al cuerpo las últimas noticias sobre el referéndum griego y sus repercusiones. ¡Lagarto!, ¡lagarto! Luego, por la tarde, me metí en el foro creado en la Facultad de Economía para analizar y buscar alternativas a la crisis. Una sesión continua escuchando a los sabios, de la cual salí aún más acojonado de lo que había entrado. Porque oír que la cosa está mal ya no asusta a nadie, pero cuando te explican el asunto con datos de última hora, rigor académico y una visión transversal de la jugada, entonces el canguelo se te lleva por delante. Menos mal que los economistas se han especializado en predecir el pasado y errar al describir el futuro. Pero, bueno... No creo que a estas alturas sea preciso poseer extraordinarias dotes de augur para anunciar que la deuda soberana de países como España empieza a ser sencillamente inabordable.

Ahora bien, ¿qué diablos es ésta crisis? Pues una cosa muy compleja que va de lo global a lo local, que ha puesto de manifiesto los letales efectos de la desregulación, las taras congénitas del euro, las miserias del mundo financiero en general, la temible influencia de una avaricia desatada y, por fin, el desastre político, o dicho de otra manera: la absoluta depreciación de la democracia actual.

Si la política fuese una actividad de naturaleza social en vez de un instrumento al servicio de los especuladores, si la gestión de la cosa pública se hubiera llevado a cabo con alguna lógica, nunca se hubieran producido esas enormes inversiones de naturaleza escasamente productiva: esos AVEs, esos aeropuertos, esas autovías, esos circuitos de alta velocidad, esas macroconstrucciones emblemáticas... esas ruinas que siguen chupando pasta por un tubo en costes de explotación. Sin la incapacidad de los gobiernos (a todos los niveles) para gestionar la creación de suelos urbanizables con criterios estrictamente públicos nunca se hubiese inflado la nefasta burbuja inmobiliaria.

Será por eso y por otras cosas que el referéndum griego es visto ahora como un sacrilegio. Alguien lo dijo ayer en el foro citado: Europa ha caído tan bajo que ve en la democracia un peligro.

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/jueves 3.11.2011

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Un futuro dudoso (y bien que lo siento) 20111102

Hubo un momento (hace escasos años) en que los medios oficiales y oficiosos de Aragón propalaron uno de aquellos augurios llenos de autoestima y triunfalismo. Se nos anunciaba que a lo largo de los próximos decenios, un proceso de desarrollo uniformemente acelerado permitiría ganar población e incluso alcanzar con inusitada rapidez los dos millones de habitantes, la mitad de los cuales residiría en Zaragoza. La mundial en bicicleta. ¿Qué digo en bici? En metro, en AVE, en avión a reacción, ¡en platillo volante! Ahora, transcurridos cuatro años de crisis, el Instituto Nacional de Estadística acaba de lanzar sus predicciones para esta década y lo que anuncia no es precisamente bonito: habrán de emigrar el diez por ciento de los jóvenes entre 23 y 35 años. Y suponer que esa fuga vaya a quedar compensada por la llegada de extranjeros parece ya demasiado optimista. Es pues muy probable que la Tierra Noble vuelva a perder peso demográfico. No alcanzaremos el millón cuatrocientos mil ni de coña.

No voy a calificar a los visionarios que profetizaron el nacimiento del aragonés dos millones. A lo mejor no eran, en verdad, ni unos jetas ni unos memos sino simplemente unos visionarios que acabaron creyéndose sus propios ejercicios de realidad percibida. En todo caso, y como podía saber entonces (o ahora) cualquier aficionado a la estadística, nuestra envejecida población no estaba ni está en condiciones de expandirse por sí sola más allá de unos modestos límites. Y eso si la gente en edad fértil se pone prolífica de verdad. Para llegar a los dos millones hubiesen hecho falta, además de fabricar bebés a toda leche, importar medio millón de inmigrantes. Inimaginable.

De ahí nos hemos ido a prever que antes del 2021 se nos habrán largado al extranjero 37.000 jóvenes en edad de merecer (diez al día), jóvenes que seguramente estarán entre los mejor preparados y más capaces de buscarse la vida en profesiones de alta cualificación. Les daremos estudios, invertiremos cuanto podamos en ellos y luego deberán irse porque en su tierra no encontrarán dónde ganarse la vida. El futuro ya está aquí ¡Vaya un baño de realidad pura y dura!

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/miércoles 2.11.2011

martes, 1 de noviembre de 2011

Crear empleo o la cuadratura del círculo 20111101

Transcurre el puente de Todos los Santos bajo el impacto de la última Encuesta de Población Activa. Los cinco millones de parados son un hecho. Y aunque algunos arguyen, con cierta lógica, que tal cifra ha de estar forzosamente matizada por la existencia de empleo sumergido, a nadie le pueden caber dudas sobre la gravedad de la situación. Porque lo malo de todo esto es que no hay visos de que se vayan a crear puestos de trabajo a corto o medio plazo. Las organizaciones empresariales y la gente de la onda ultraliberal quieren despido gratuito, contratos aún más precarios, bonificaciones, desaparición de derechos laborales... pero tales medidas están destinadas a depurar plantillas e incrementar la competitividad y los beneficios a costa de los empleados, no a reducir el paro.

La pretensión de convertir el puesto de trabajo en un privilegio que su beneficiario debe pagar soportando bajos salarios, inestabilidad, indefensión y absoluta atonía sindical está a punto de convertirse en doctrina oficial. Menudo desastre. Los modelos más brutales de explotación laboral son objeto de alabanza y admiración. En este plan, el desideratum de los sectores más duros y cerriles de la patronal sería la generalización del tipo de contrato por el que se rigen las stripers de Las Vegas. Hacen una prueba y si el dueño del local las ve bien, las ficha. No cobran sueldo, sino que son ellas las que pagan una tarifa por subirse a la tarima y usar las instalaciones del garito. Sus ingresos proceden de las propinas que los clientes les van metiendo en el tanga o de lo que se sacan en los reservados. Aun así existe paro en el sector. Y más ahora que la mega ciudadciudad del vicio se ve duramente castigada por la crisis.

Para que emerjan puestos de trabajo tiene que haber actividad, consumo, movimiento. Y eso no podrá ocurrir si los sueldos bajan, la inseguridad se apodera de los trabajadores y los derechos saltan por los aires. El empleo se retroalimenta. El paro no se combate generalizando la depresión y la miseria. La codicia, la insolidaridad y el individualismo nos están metiendo en un peligroso círculo vicioso. A ver cómo lo cuadramos.

J. L. Trasobares/El Periódico de Aragón/martes 1.11.2011