Según datos (entiendo que oficiales) difundidos por Izquierda Unida,
el GP de Motociclismo celebrado en Motorland aportó en 2010 unos
ingresos de 3,2 millones de euros (56.025 entradas) que en 2012
descendieron a 1,3 millones (24.510 entradas). El circuito de alta
velocidad del complejo alcañizano se sume así en una ruina sin remedio,
cada vez más notoria y escandalosa. Teniendo en cuenta lo que es preciso
pagar a Dorna por traer la prueba, más la seguridad, las
instalaciones, los seguros, la publicidad y el personal (diez o doce
millones como mínimo) las pérdidas parecen insoportables. Y estamos
hablando del acontecimiento estrella de cada temporada. Imaginen qué pasará en esas otras carreras en las que ni siquiera se cobra entrada.
Sí, claro, los que están en la pomada dicen que el GP de motociclismo produce beneficios colaterales
que contrapesan las pérdidas imputadas a los contribuyentes aragoneses.
Mentira. Ningún estudio serio demuestra tal cosa. Los famosos retornos
no justifican el gasto ni de lejos. Las cifras que dan al respecto los
responsables de Motorland y sus correas de transmisión en las patronales
turolenses son exageradas y tan manifiestamente falsas como las
referidas al número de asistentes al Gran Premio de marras.
Motorland devora sin tregua dinero procedente de los presupuestos
aragoneses, del Fondo Especial de Teruel y de todo lo que se pone a
tiro. No es la única sociedad pública que arrastra un agujero negro.
Aramón (en este caso según informaciones extraoficiales) no ha podido
resolver su tendencia al déficit ni siquiera este invierno, con nieve
hasta los topes.
Si estuviésemos en un país medio normal, éstas y
otras sociedades serían sometidas de inmediato a una auditoría externa
independiente. Pero aquí... Incluso habrá voceros oficiosos de la actual
Administración autónoma que intentarán salirse por la tangente
argumentando que, oye, el Ayuntamiento de Zaragoza (o sea, los otros)
también ha incrementado su deuda a proveedores en ciento treinta
kilates. Como si una putada tapase a la otra. Pobre ciudadanía.
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