El desarrollo de Zaragoza por los acampos del sur encajó en el
imaginario municipal (sobre todo en el de los alcaldes del PSOE) hace
mucho tiempo. Al final, esa huida hacia las esparteras y más allá se
produjo según marcan los cánones del urbanismo zaragozano: sin
establecer previsiones, sin programar los servicios, sin crear un
proyecto coherente con las necesidades de los futuros vecinos, sin
ningún otro objetivo que no fuese poner en valor los terrenos de los
grandes traficantes del suelo y los que podía obtener el propio
ayuntamiento. El resultado es obvio: al sur de la frontera se extienden
barrios y semibarrios cuyos habitantes han pasado en muy poco tiempo de
las ilusiones a la frustración. Desde los unifamiliares de Montecanal
habitados por gente de clase media-alta hasta las VPO de Arcosur que van
siendo ocupadas por jóvenes trabajadores, el desasosiego crece y crece.
Y menos mal que el tranvía ha creado un cordón umbilical con la ciudad
consolidada y que Puerto Venecia ofrece ahora un recinto a mano para
socializarse y organizar el ocio.
En el sur remoto, el paradigma
de los barrios dormitorios se expresa con toda su rotundidad. Y así la
gente de Valdespartera echa de menos las dulzuras de las ciudades
mediterráneas. La de Rosales del Canal trina (con no poca razón) contra
la ocupación por parte de una organización religiosa de los terrenos que
debían ser para equipamientos. La de Montecanal está harta de ir y
venir, de sentirse aislada, de controlar los desplazamientos de sus
hijos adolescentes. La de Arcosur... Bueno, cada vez que circunvalas
aquello por la autovía o sobrevuelas la zona te preguntas qué será de
quienes han de vivir en algunos de esos bloques perdidos en medio de la
nada. Todos los sureños padecen la ausencia o la lejanía de los
servicios más básicos (y la proximidad del pasillo aéreo). La
escolarización de los niños constituye un problema mayúsculo.
Pese a todo, el sur está ahí: fue aprobado y bendecido por las
autoridades, su vecindario tiene tantos derechos como el de cualquier
otra zona de Zaragoza y la cosa no tiene vuelta atrás. A ver cómo se
arregla el entuerto.
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