Conforme ha ido avanzando el proceso de integración de Caja3-CAI en
Ibercaja, la escasa información sobre el mismo ha sido cuidadosamente
controlada y a estas alturas sigue sin profundizar lo más mínimo en las
cuestiones de fondo. La cúpula de Ibercaja, la entidad vencedora, da con
parsimonia detalles formales y algunas pinceladas estratégicas tan
inconcretas como sujetas a múltiples contingencias. Las cifras conocidas
siguen el estilo de aquellas que presentó el Gran Capitán. La
valoración de las cajas absorbidas es un arcano. El mecanismo por el
cual se ha designado a los integrantes del nuevo consejo de
administración queda oculto en la bruma. Y por supuesto las
instituciones públicas aragonesas y la propia ciudadanía guardan un
silencio cómplice en el primer caso y resignado en el segundo. Ya sé que
este tipo de procedimientos esencialmente opacos fueron siempre
habituales en el sector financiero y que ahora han extendido su impronta
a casi todo... Pero la cosa está desbordando los límites aceptables. Al
menos en una democracia digna de tal nombre.
Las cajas de ahorro
fueron y todavía son en su mayor parte entidades de naturaleza social.
No pertenecen a nadie concreto. Sin embargo están evolucionando con
inusitada rapidez hacia los modelos de la banca privada. Y entonces se
producen situaciones tan extrañas como la que ahora se percibe en la
fusión Ibercaja-Caja3. Presidente, consejeros delegados y miembros del
nuevo consejo de administración ocupan sus respectivos cargos sin que se
sepa muy bien a quién representan y por qué. En este caso, el
tradicional grupo de notables (profesionales del sector
financiero y eventualmente algún político) que manejaban Ibercaja o la
CAI desde la propia cúpula ejecutiva de las entidades o bien desde los
llamados patronos fundadores, han continuado con sus hábitos de
cooptar cargos dentro de un estrecho círculo al que solo se accede
previa admisión por sus miembros (algo así como un club muy exclusivo
donde en vez de pagar cuota se cobra... y mucho). Al exterior no
trascienden sino las decisiones ya tomadas. Todo vale. Por ejemplo, Manuel Pizarro, expresidente de Ibercaja y exdiputado del PP, va a ser consejero independiente del nuevo banco creado. Hombre es un personaje significado, pero... ¿independiente?
Es probable que la integración de Caja3 en Ibercaja fuese necesaria.
Incluso cabe suponer que los órganos directivos que han dirigido y
dirigen el proceso estén integrados por personas capaces. Pero este
asunto requiere mucha más transparencia. Porque, de momento, el dinero
que mueve esta máquina no es de esos pocos que están en el ajo, sino de
cientos de miles de ahorradores. Algún derecho tendrán estos últimos,
¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario