Estas gafas que llevo son las de ir en bici y ponen el mundo de un
azul polarizado muy agradable y políticamentre correcto. No veo gaviotas
cuando me las pongo, pero eso es porque no estoy en el mar, propiamente
dicho, sino a orillas del Ebro, donde las aves marinas sólo suben muy
de vez en cuando. El caso es que tras los anteojos mi mente flota feliz,
sobre todo si ceden unos grados las temperaturas máximas y me puedo
sentar en la terraza del Rías Gallegas a tomarme una cañita con media ración de pulpo. Me relajo y entonces me viene a la cabeza esa foto de Marylin Monroe con un libro sobre Goya en las manos, preciosa imagen que ilustraba el otro día el artículo del amigo Carbonell. Claro, pienso, si como cuenta Joaquín la maravilla platino habló con Buñuel,
¿qué otra forma tenía el calandino de darle un punto aragonés al
diálogo sino hablando del personaje más universal y conocido que ha
parido la Tierra Noble? Y, por otro lado, viendo la facilidad que tuvo
la actriz para encontrar un libro sobre don Francisco, ¿no es evidente
que el genial pintor está ya presente en todo el mundo y es, no la
mejor, sino la única referencia global de esta bendita Comunidad?
Pero en Aragón tal circunstancia, mucho más importante de lo que
parece, nunca ha sido abordada en serio. Pero no se preocupen que no
volveré a dar la tabarra con el Espacio Goya y ni siquiera
recordaré que la carretera Zaragoza-Fuendetodos apenas ha sido parcheada
en sus peores tramos y sigue siendo una calamidad impresentable. No.
Aquí, ya lo sabemos, tenemos cosas más importantes de las que ocuparnos y
otros proyectos, importantísimos sin duda, acaparan nuestra atención y
nuestro dinero. Además, seguro que la gente vendrá en masa a Zaragoza en
cuanto se entere de que ya es posible visitar de nuevo la Torre del
Agua e incluso navegar por el Ebro. Goya, para los intelectuales y para
las poetisas rubias.
Total, que entre Marylin y la cañita (la
segunda ya, lo confieso) se me ha ido el artículo. Hoy no le meto caña
al Plan Impulso que lanza, ¡tatachííín!, el Gobierno aragonés. A ver si
puedo mañana. Qué galvana, oye.
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