Ahora sí que ha reventado agosto. Y en pleno puente. Por si teníamos
poco con las evasivas declaraciones de los exsecretarios generales del
PP y de la secretaria actual, ahora nos levantan un escándalo de muy
estupendas proporciones aquí al lado, en Plaza. Nos vamos a enterar de
lo caras que nos salieron aquellas dosis de autoestima en vena que nos
recetaban el PSOE y el PAR en los alegres años de la estabilidad.
Es una pena, pero resultará que los cenizos teníamos razón: en la mayor
parte de la sociedades públicas creadas por la DGA no se estaba
construyendo el Aragón del futuro (quizás de forma colateral) sino el
Aragón del (presunto) mamoneo. Qué cruz.
Veinticuatro horas antes de que la Policía Nacional iniciara los registros en Zaragoza y detuviese al exgerente de Plaza, García Becerril, al todavía director técnico, Pérez Cervantes,
y a una tercera persona vinculada también a la plataforma, era noticia
el pastón que el Real Zaragoza está costándonos a los contribuyentes
aragoneses. Ya nos han trincado dos millones como consecuencia de avales
que el Marcelinato le firmó al amigo Agapito. Para colmo, tales avales fueron tramitados por el entonces consejero Bandrés, quien inmediatamente después sería presidente ejecutivo del propio Zaragoza con un sueldazo de aquí te espero. Qué feo, ¿no?
Pero ayer, sin previo aviso, empezaron a descorrerse los velos que
ocultaban otro suceso extraño ocurrido por la misma época: el hecho de
que la urbanización de Plaza, llevada a cabo por la UTE
Acciona&López Navarro, estuviese costando un huevo y la yema del
otro, muy por encima del precio habitual en polígonos de ese tipo. La
Fiscalía Anticorrupción cree hoy que esa diferencia (de entrada, unos 50
millones de euros) se fue en trabajos y facturas falsas, apaños,
regalos y maletines. Todo muy virguero. Tanto que la misma UTE ha
seguido contratando obra a mogollón (actualmente urbanizaba Arcosur).
¡Ah, qué circulo vicioso (aunque delicioso)! Avales al Zaragoza,
supuesta corrupción en Plaza. ¿En Plaza, digo? Pero... ¿no anduvo
también por allí el inaudito Agapito?
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