El PSOE y la socialdemocracia europea en general están de capa caída. Los pragmatismos y las terceras vías han desembocado en un Limbo ideológico y en la más absoluta subordinación a la ortodoxia
económica. Por no hablar de la corrupción. Vale. Pero esa misma
socialdemocracia fue fundamental a la hora de crear el Estado del
Bienestar, el estilo de vida europeo, el mejor sistema conocido en orden
a garantizar la libertad, la igualdad y la seguridad de la ciudadanía.
El conjunto de derechos y servicios que hoy están en riesgo o son
destruidos sistemáticamente por los gobiernos de la derecha fueron
desarrollados por administraciones socialistas. Pese a su empeño en
equiparar al Partido Socialista con el PP, los activistas de las mareas,
los quincemayistas y los izquierdistas de toda condición no hacen en
estos momentos otra cosa que defender de las contrarreformas
conservadoras los logros consolidados por gobiernos de González o incluso de Zapatero.
Claro que el PSOE parece haberse agotado y ya no es capaz de actuar
como alternativa. Sus dirigentes no son creíbles. Sin una renovación
absoluta que acabe con la oligarquía dirigente y ponga el contador a
cero, sin una apertura a los nuevos movimientos y corrientes de la
izquierda, sin asumir su función transformadora y un estricto código
ético... los socialistas no tienen nada que hacer. O casi nada.
Los jerarcas del PSOE han pensado una y otra vez que podían integrarse
en los códigos de la derecha. Imposible. La corrupción siempre les
costará mucho más cara. Los errores les caerán encima a plomo. Los
poderes fácticos, a la hora de la verdad, les ningunearán. ¿Es injusto? A
veces sí. Ver, por ejemplo, cómo se acusa de "colaboración con banda
armada" a policías y altos cargos de Interior que bajo el mando de Rubalcaba
lograron desactivar finalmente a ETA (es un hecho, ¿no?) causa cierto
pavor. Primero porque choca con la lógica más elemental. Segundo porque
todos sabemos que una administración conservadora, si hubiese sabido
alcanzar esa evidente victoria, jamás se habría encontrado con un caso Faisán encima de la mesa. Las cosas, como son.