domingo, 15 de septiembre de 2013

Somos incapaces de 'vender' Aragón 20130915

Les explico el titular. No me refiero a vender Aragón en el sentido de ofrecer su territorio al mejor postor (sean empresas contaminantes, grandes promotoras-constructoras o cualquiera que venga a dorarnos la píldora en plan Gran Scala), no. Eso se nos da de maravilla. Hablo de promocionar nuestras ofertas más lógicas e interesantes, de poner en valor (como se dice ahora) recursos que están ahí y que no somos capaces de rentabilizar. La Tierra Noble, ¡ay. Señor!, carece de imagen de marca, nunca ha sido bien publicitada y ni siquiera es capaz a fecha de hoy de seleccionar y exponer sus mejores atractivos. El estrepitoso fracaso del Espacio Goya en Zaragoza y la crónica incapacidad de utilizar como gancho al genio de Fuendetodos (el aragonés más conocido en el mundo con gran diferencia) son la prueba de que estamos fuera de juego. Sólo ha faltado la crisis y la atonía inversora del actual Gobierno autónomo para rematar la faena.

¿Por qué Aragón ha sido incapaz de realizar campañas coherentes y bien estructuradas como otras comunidades? ¿Por qué nuestra imagen sigue asociada a iconos y productos religioso-folklóricos? ¿Por qué nuestros mejores y más famosos creadores emigran sin que seamos capaces de usarlos como embajadores? ¿Por qué no hemos podido agregar a nuestra producción agropecuaria un marchamo de calidad (salvo casos excepcionales)?... Así, hasta el infinito. ¿Se acuerdan de cómo la presidenta Rudi presentó a bombo y platillo un nuevo logo para la promoción de la marca Aragón? Era una A mayúscula con una especie de tilde. Nada especial. Pero... ¿han vuelto a verla asociada a algún tipo de campaña concreta? Por supuesto que no.

Ésta es la tierra de los brindis al sol y de las oportunidades perdidas. Contrariamente a lo que piensan muchos aragoneses embargados por el maldito victimismo, no han faltado ocasiones ni dinero para salir al mundo y ganarnos nuestro espacio en los imaginarios globales. El problema ha radicado siempre en la falta de perspectiva y en el bajísimo nivel profesional de quienes han estado tomando decisiones. Por eso, en el Pirineo, todos los esfuerzos se han canalizado hacia el esquí, pero otras ofertas han quedado relegadas (sin ir más lejos, la ganadería no ha logrado dar una salida adecuada y rentable a su producción de altísima calidad). Por eso también, Motorland ha acaparado y acapara las inversiones públicas en el Bajo Aragón en detrimento de otras actividades. Por eso la Expo del 2008 apenas mejoró la presencia de Zaragoza en el llamado mercado de las ciudades.

Dudo que estemos aprendiendo la lección. Más bien al contrario. Los jefes (y los amos) están muy pendientes de sus asuntos domésticos. Salir al exterior con solvencia apenas les interesa.

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