Les explico el titular. No me refiero a vender Aragón en el
sentido de ofrecer su territorio al mejor postor (sean empresas
contaminantes, grandes promotoras-constructoras o cualquiera que venga a
dorarnos la píldora en plan Gran Scala), no. Eso se nos da de
maravilla. Hablo de promocionar nuestras ofertas más lógicas e
interesantes, de poner en valor (como se dice ahora) recursos que están
ahí y que no somos capaces de rentabilizar. La Tierra Noble, ¡ay.
Señor!, carece de imagen de marca, nunca ha sido bien publicitada y ni
siquiera es capaz a fecha de hoy de seleccionar y exponer sus mejores
atractivos. El estrepitoso fracaso del Espacio Goya en Zaragoza y la
crónica incapacidad de utilizar como gancho al genio de
Fuendetodos (el aragonés más conocido en el mundo con gran diferencia)
son la prueba de que estamos fuera de juego. Sólo ha faltado la crisis y
la atonía inversora del actual Gobierno autónomo para rematar la faena.
¿Por qué Aragón ha sido incapaz de realizar campañas coherentes y bien
estructuradas como otras comunidades? ¿Por qué nuestra imagen sigue
asociada a iconos y productos religioso-folklóricos? ¿Por qué nuestros
mejores y más famosos creadores emigran sin que seamos capaces de
usarlos como embajadores? ¿Por qué no hemos podido agregar a nuestra
producción agropecuaria un marchamo de calidad (salvo casos
excepcionales)?... Así, hasta el infinito. ¿Se acuerdan de cómo la
presidenta Rudi presentó a bombo y platillo un nuevo logo para la promoción de la marca Aragón?
Era una A mayúscula con una especie de tilde. Nada especial. Pero...
¿han vuelto a verla asociada a algún tipo de campaña concreta? Por
supuesto que no.
Ésta es la tierra de los brindis al sol y de las
oportunidades perdidas. Contrariamente a lo que piensan muchos
aragoneses embargados por el maldito victimismo, no han faltado
ocasiones ni dinero para salir al mundo y ganarnos nuestro espacio en
los imaginarios globales. El problema ha radicado siempre en la falta de
perspectiva y en el bajísimo nivel profesional de quienes han estado
tomando decisiones. Por eso, en el Pirineo, todos los esfuerzos se han
canalizado hacia el esquí, pero otras ofertas han quedado relegadas (sin
ir más lejos, la ganadería no ha logrado dar una salida adecuada y
rentable a su producción de altísima calidad). Por eso también,
Motorland ha acaparado y acapara las inversiones públicas en el Bajo
Aragón en detrimento de otras actividades. Por eso la Expo del 2008
apenas mejoró la presencia de Zaragoza en el llamado mercado de las ciudades.
Dudo que estemos aprendiendo la lección. Más bien al contrario. Los
jefes (y los amos) están muy pendientes de sus asuntos domésticos. Salir
al exterior con solvencia apenas les interesa.
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