viernes, 13 de diciembre de 2013

Ese persistente e irritante pitorreo 20131213

El tiroteo de millones entre el Ayuntamiento de Zaragoza y la concesionaria de los autobuses es sensacional. Cualquier vecino puede imaginar que los balances económicos de la contrata son un puro cachondeo, una especie de alegre tiro al euro que por lo visto discurría discreta y deportivamente pero ahora, al armarse el lío con lo de los despidos, las huelgas y demás, ha degenerado en escándalo. Es de oír y no creer: los cálculos municipales dejan a TUZSA-AUZ con un debe de 51 millones, la empresa replica que es la ciudad la que le adeuda 48 kilates. Todo lo cual es apoyado por unos y otros mediante unas cuentas asombrosas que, por ejemplo, evalúan en cuatro millones por año los pases de los empleados de la concesionaria, además de meter en un verdadero laberinto el control de los kilómetros, el número de buses, el beneficio industrial y el copón de la baraja. Un barullo.

¿Que hubo en Plaza? ¿Cómo puede ser que cada día aparezcan historias relacionadas con sobrecostes, pelotazos y mamoneos en ese proyecto de matriz pública? Si los directivos trincaban, Acciona se las llevó crudas y Agapito Iglesias disparaba los precios a la estratosfera (presuntamente, faltaría más)... ¿es que nadie supervisaba aquello?, ¿estaban en la inopia los señores consejeros del Gobierno aragonés que presidían el consejo de administración?

La ruina de Zaragoza Alta Velocidad, las tenebrosas contabilidades de otras empresas públicas aragonesas (ya saben cuales), los aparentes chanchullos de las grandes constructoras y concesionarias de servicios públicos... Todo nos incita a pensar que las instituciones han fallado tanto en su nivel político como, ojo, también en el técnico. Así hemos acabado corroídos por las (fundadas) sospechas e incapacitados para creer lo que pudieran contarnos jefes, jefecillos y paniaguados en general (incluyendo los honorables profesionales al servicio de las administraciones, que por lo visto ni ven ni oyen ni abren la boca).

¡Ah!, y todo esto pasó y pasa en Aragón. Guisado y comido sobre el terreno. Perpetramos esas chapuzas nosotros solitos. Sin ayuda de Madrid. 

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