viernes, 9 de septiembre de 2016

Que gobiernen los jueces, y acabemos 20160909

Por segunda vez desde que Lambán y los suyos se hicieron cargo de la administración aragonesa, un tribunal ha tomado decisiones que corrigen las del propio Gobierno autónomo. Pasó con aquel colegio concertado en Cuarte y ha pasado con el horario de Religión. En ambos casos, los fallos tienen miga. En el último, el mantenimiento cautelar de hora y media de adoctrinamiento (católico, musulmán o lo que corresponda), en vez de 45 minutos, ha trastornado los horarios previstos en los centros, justo al inicio de las clases. Genial. Pero los obispos están encantados. Es evidente que Dios sigue siendo de derechas.

Los jueces, a la postre, son ya una parte sustancial de la gobernanza a todos los niveles. Interpretan la Constitución, aplican las leyes según su entender, definen las líneas negras y rojas de la corrupción, investigan (o no), procesan (o no), ordenan prisión (o no). Lo cual tiene su razón de ser, claro; aunque también proyecta una sombra de subjetivismo corporativo sobre la gestión de la cosa pública. Por ejemplo, cuando conocemos sentencias como la que ha dictaminado la legalidad del pago por parte del ayuntamiento zaragozano de los despidos en TUZSA. El jefe de filas del grupo municipal socialista, Pérez Anadón, ha aprovechado tal circunstancia para reivindicarse y reivindicar al equipo de gobierno que presidía Belloch. Vale, hombre. Pero algunos seguimos sin entender cómo se puede dar por bueno que una empresa privada limpiase su plantilla a costa del vecindario, justo antes de ser vendida a un nuevo propietario, que asimismo compró la renovación de la contrata. Renovación, ¡ay, madre!, que otro tribunal ha declarado improcedente.

Lo de los autobuses de Zaragoza no tienen nombre. A cuenta de la dichosa contrata (la que TUZSA vendió a AUZSA), tenemos otro lío jurídico-político. Eso, mientras los vehículos del servicio ¿público? se caen de viejos y arden espontáneamente. Las gentes de orden (socialistas incluidos) echan las culpas a los de ZeC, que heredaron el marrón sin comerlo ni beberlo. ¡Que venga un juez y arregle esta empandullo de una vez!

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