Lo que llena de pasmo y provoca todo tipo de sospechas es que la
renovación de la contrata de los autobuses de Zaragoza y el posterior y
radical ERE en TUZSA (reconvertida en AUZ) se produjeran en paralelo a
la venta de dicha empresa. Ese malabarismo bisnero evidencia que alguien
utilizó una resolución del Ayuntamiento cesaraugustano para ganar
dinero... y no poco. La presencia de fondos de inversión buitres y
de sociedades de capital riesgo (no menos carroñeras) en el control de
los servicios públicos externalizados o privatizados es un escándalo de
enormes proporciones, y da pie a pensar que los futuros pelotazos se van
a producir no ya en la especulación del suelo y las recalificaciones a
la carta, sino en otro tipo de actuaciones administrativas dedicadas
supuestamente a reducir partidas presupuestarias pero redirigidas a
ponérselo a huevo a los amigos que estén en el ajo. Todo, naturalmente, por el bien del pueblo soberano. Como siempre.
Los mexicanos que se han hecho con AUZ no quieren saber nada de lo que
pasó antes de que ellos adquiriesen la bicoca... cuando ésta ya estaba
garantizada por diez años y había pasado por el cedazo donde se han
quedado 153 puestos de trabajo. Por eso pagaron lo que pagaron, ¿no? Por
un negocio limpio y fácil, por una posición privilegiada en la relación
con el Ayuntamiento, por la posibilidad de manejar a placer un servicio
fundamental para la ciudad, por la capacidad de reducir costes
dinamitando las condiciones laborales de la plantilla. En estos momentos
alguien estará explicando a los lejanos propietarios que ahora es sólo
cuestión de aguantar la tensión, agotar a los trabajadores,
recriminarles que no aceptaran bajarse los sueldos, desprestigiarles (privilegiados, avariciosos), esperar que se harten de un comité (¿imprudente?) y se dividan entre los que se van y los que se quedan. La vieja estrategia.
Y en el Gobierno municipal, aguardando que vuelvan los jefes de
veraneo. Hay convocada una huelga (que no será ninguna broma), el
vecindario anda cada vez más inquieto y crecen las sospechas sobre toda
la operación. Total: escándalo al cubo.
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